Pasaporte Nómada
La bruma, desluce los primeros rayos de sol que se filtran en las profundidades del valle. Un nuevo día comienza entre jengibres, cardamomo y otras muchas coloridas especias. Trigo y arroz en sacas enormes. Hortalizas y verduras frescas recién recogidas. Todo, dispuesto en grandes telares sobre aceras de tierra sin asfaltar.
Las sonrisas y travesuras de los más pequeños tampoco deben faltar. Algunos, impolutos y uniformados, tienen incluso la inmensa fortuna de poderse hacinar junto a una parada, esperando a ser recogidos por el destartalado autocar que les llevará hasta la escuela.
Observamos también algunos turistas, quienes perezosos deambulan entre bostezos. Otros sin embargo, cargados con grandes equipos y vestidos de montañeros, aguardan para ser recogidos y después trasladados hasta el inicio de sus rutas de senderismo en el Himalaya.
Asimismo, damos fe de la plegaria a primera hora de la mañana. Rituales sencillos que tienen lugar frente a diminutos santuarios improvisados, donde bullen ofrendas, guirnaldas de flores y varillas de incienso. Recovecos pequeños que rezuman fragancia y espiritualidad.
Por su puesto, también percibimos el chirriar de los molinillos de oración, acompañados por el murmuro de quien con su cabeza afeitada y una túnica color azafrán, gira alrededor de la stupa mientras recita aquéllos mantras sagrados que algún día cruzaron las fronteras del Tíbet. De esta manera, comienza una mañana junto a las montañas sagradas del Himalaya, Así, comienza un nuevo día en el valle de Kathmandú.
Heredero de una enriquecedora historia y cuna de la civilización nepalí, el valle de Kathmandú supone uno de los lugares más inquietantes y fascinantes en todo Nepal. Testimonio de las dinastías medievales, es un muestrario de suntuosos palacios, santuarios sagrados y templos entre perdidos usados por la población local.
Sus orígenes se remontan 10.000 años atrás, cuando el bodhisattva de la sabiduría Manjusri, a fin de que los peregrinos pudiesen adorar una enorme flor de loto que germinó, drenó las aguas cristalinas del lago que yacía en las extensiones del valle. Sin embargo, con el paso de los siglos, este lugar se convirtió en el núcleo más importantes para los antiguos comerciantes entre la India y el Tíbet, lo que originó una fusión entre la cultura budista venida desde las cumbres del Himalaya y las creencias hindúes.
Aún, el valle de Kathmandú manifiesta dicha fusión entre ambas religiones cuales sostienen la misma vinculación, ejemplo de diversidad y respeto hacia todas las culturas del Mundo. Las antiguas ciudades estado que rivalizaban por los dominios del valle; Kathmandú (Kantipur), Bhaktapur (Khwopa) y Patán (Latipur), todavía conservan algunos de sus tesoros arquitectónicos newaris, preciadas joyas que pudieron sobrevivir a los terremotos durante la historia.
Recorrer algunos de estos lugares, muchos de ellos alejados de las rutas tradicionales, nos hará conectar plenamente con la cultura de este fantástico y emocionante país, cargado de impresiones, inolvidables y fortísimas emociones. Si tu también deseas conocerlo, en nuestro artículo de hoy QUÉ VER EN EL VALLE DE KATHMANDÚ – ORÍGENES DE UNA CIVILIZACIÓN, hablaremos acerca de los lugares que más nos impresionaron del valle, y te vamos a sugerir un itinerario completo para que puedas disfrutar al máximo de tu viaje a Nepal. ¡Vamos allá!
A tan solo 23 kilómetros del centro de Kathmandú y alejada de la ruta turística tradicional, la aldea de PHARPING es uno de los lugares de peregrinaje más importantes en todo el país.
La enorme estatua dorada del Gurú Rinpoche, alzada sobre los tejados de un monasterio y dominando los cielos de la aldea, es la imagen más reconocida de este lugar. Sin embargo, sus encantos se multiplican mientras caminamos entre banderas de oración y el murmurar de los monjes, en busca de antiguos templos y grutas sagradas donde algunos lamas alcanzaron la iluminación.
Sin ir más lejos, aquí se encuentran las cuevas de Asura y Yangleshó, lugares donde según se ha podido saber, meditó durante tres meses Padmasambhava (Gurú Rinpoche), considerado el segundo buda.
También aquí, encontramos prueba de la fusión que sostienen la cultura budista y la religión hindú. Algunos de los templos sagrados budistas que podemos conocer en este lugar, son también lugar de veneración para los fieles hinduístas, como por ejemplo la cueva de Yangleshó. Este lugar, lo relacionan con el dios Visnú, uno de los más importantes pertenecientes al panteón hindú.
Además de las cuevas sagradas, una ruta circular que comienza en el Solid Rock – Lodge & Restaurant, recorre los templos y santuarios más adorados de Pharping y sus alrededores, como el antiguo templo de Dakshinkali, Vajra Yogini y el templo de Shes Narayan.
La zona, también alberga uno de los más importantes asentamientos de refugiados tibetanos de Nepal. Debido a ello, aquí llegan numerosos estudiantes budistas procedentes de todo el Mundo, para profundizar en sus enseñanzas y hacer retiros espirituales en los monasterios del valle, lo que se convierte en una oportunidad única para conocer como es la vida en su interior.
Junto a la aldea de Pharping se halla la de Dakshinkali. Ambas son consideradas la misma municipalidad, y a través del circuito a pie que recorre los santuarios de Pharping, podemos conocer también el templo de Dakshinkali, ubicado a las afueras del pueblo.
Encerrado en una hondonada bajo la cresta de una colina, lúgubre, sombrío y entre perdido en el bosque, se encuentra el lugar más importantes para la veneración de la diosa Kali en Nepal. Considerada consorte de Shiva, Kali se alimenta de sangre, por lo que si has leído algo a cerca de algunas costumbres y ceremonias según las tradiciones hindús, puedes hacerte una ligera idea del tipo de ritos que se llevan a cabo en el interior del templo.
Los no hinduístas tenemos restringido el acceso. Sin embargo, todos los martes y sábados, rodead@s de peregrinos quienes arrastran cabras, gallos y otros muchos animales, podemos intuir la siniestra escena que tiene lugar junto a la macabra escultura de Kali en los patios del santuario.
Lalitpur, como era conocida PATÁN en la antigüedad, rivalizaba junto a Kathmandú y Bhaktapur, las otras dos ciudades estado de la región, por alzarse con el poder y controlar los dominios del valle de Kathmandú. De todas ellas los orígenes de Latipur son los más remotos, pues datan del año 299 d.C.
Prácticamente considerado un barrio más de la capital, se encuentra ubicada al sur de Kathmandú, separadas únicamente por las contaminadas aguas del río Bagmati. Algo más tranquila y calmada, es una auténtica joya arquitectónica donde a pesar de las catástrofes naturales, se conserva pura la esencia, el arte y la arquitectura newar del valle de Kathmandú.
La mayor parte de los lugares históricos que aún quedan en pie, se encuentran en torno a la Plaza Durbar declarada Patrimonio de la Humanidad. Sus adoquinados ocres son lugar de paso no solamente para vecinos, devotos y comerciantes, sino para miles de turistas atraídos por su espectacular herencia arquitectónica. Las elegantes celosías de madera, esculpidos y voladizos de sus templos y pagodas no pasan desapercibidos, aunque muchos de ellos aún se encuentran en proceso de reconstrucción. Y es que Patán, fue uno de los lugares que más severamente sufrió las consecuencias del terremoto en el año 2015.
El lado oriental de la plaza es ocupado por el Palacio Real. Antigua residencia de la dinastía maya, es considerado incluso más antiguo que el de Kathmandú. En su interior, se debe visitar el Museo de Patán, un auténtico tesoro nacional que alberga una de las mejores colecciones religiosas de Asia.
Al norte de la plaza se encuentra el templo budista Kwa Bahal (Templo Dorado), uno de los más hermosos no solamente del valle, sino posiblemente en todo el país.
Bhaktapur, ubicada 12 kilómetros al este de Kathmandú, fue fundada allá en el siglo XII bajo el nombre de Khwopa, convirtiéndose entre los siglos XIV y XVI en el reino Malla más poderoso de los tres que coexistían en el valle.
Desgraciadamente, las cicatrices del terremoto de 2015 aún son visibles en la ciudad, aunque quedan multitud de templos en pie, plazas medievales, edificios en ladrillo rojizo y patios interiores repletos de pequeños santuarios.
Buena parte de sus habitantes, especialmente los más ancianos, no hablan nepalí, sino newari. La organización de la ciudad corresponde al arte de planificación newari, estando dividida la ciudad en diferentes barrios (toles) articulados en torno a una plaza con un pozo o una fuente pública y un altar religioso permanente.
Durante nuestro paseo por las calles de Bhaktapur, la cual pertenece al conjunto nombrado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1979, podremos ver artesanos tejiendo telares y tallando madera, alfareros esculpiendo vasijas incluso artistas trazando los coloridos mandalas. El principal conjunto arquitectónico de la ciudad se encuentra la Plaza Durbar, donde encontraremos templos con tallas eróticas sobre sus puntales.
Al sureste de la Plaza Durbar encontraremos el templo de Nyatapola. Dedicado a la diosa Siddhi Lakshmi, una sangrienta encarnación de la diosa Parvati, con sus cinco plantas elevadas a más de 30 metros de altura es el templo más alto de Nepal y uno de los edificios de mayor altura en el valle de Kathmandú.
Nagarkot, se encuentra encaramado en la cresta de una colina a casi 2.200 metros de altitud. Ubicado 32 kilómetros al este de Kathmandú, es famoso por tratarse de uno de los lugares con mejores vistas hacia la cordillera del Himalaya.
Recomendamos incluirlo en el itinerario a través del valle, especialmente para quienes viajen entre los meses de noviembre y marzo. Durante esta época los cielos se hallan mucho más despejados, fuera de temporada, lo más probable es que no podamos ver nada.
El mirador, nos puede brindar vistas inolvidables hacia un importante repertorio de grandes montañas como el Manaslú (8163 m), Ganesh (7118 m), Langtang (7227 m), Dorje Lakpa (6988 m), Shisha Pagma (8013 m) Cho Oyu (8201) o el Gaurishankar (7181m).
Sin embargo, visitarlo entre los meses de noviembre y diciembre, cuando el paso del monzón también ha barrido parte de la contaminación, nos podría permitir ver el Daulaghiri (8167 m) hacia el oeste, el Kanchenjunga (8586 m) mirando al este y si, la cima más alta del Mundo, la cumbre del monte Everest (8848 m). ¡Total nada!
El templo de Gokarna Mahadev, dedicado al Dios Siva en su encarnación como Mahadeva, se encuentra apartado del bullicio de Kathmandú cinco kilómetros al norte del centro de la ciudad. El principal motivo para visitarlo, pueden ser las impresionantes tallas en madera con más de 1000 años antigüedad, aunque durante nuestra visita en 2019 estaba completamente apuntalado en proceso de reconstrucción.
Ello tal vez, hace que la pagoda se encuentre lejos de las caravanas turísticas que diariamente visitan los barrios del sur, lo que hace poder encontrar aquí un lugar muy especial para desconectar y meditar en los ghats junto a las sosegadas aguas del río Bagmati.
El templo, también de un lugar muy especial para aquéllos quienes han perdido un ser querido de manera reciente. Es habitual ver familias enteras llevando acabo rituales en recuerdo sus familiares fallecidos, incluso realizar cremaciones humanas de cuerpos inertes como en el templo de Pashupatnath.
Al norte del templo principal, hay curiosos santuario engullido en el interior de una higuera, que según dicen creció a partir de una semilla en su tejado.
Las montañas que rodean el valle de Kathmandú, se encuentran repletas de ornamentados y misteriosos monasterios budistas tibetanos. Siempre aconsejamos aprovechar nuestro viaje a Nepal para visitar uno de ellos, y aunque es posible hacerlo en Pharping o a la propia ciudad de Kathmandú, a quienes dispongan de tiempo les aconsejamos también visitar el monasterio de Kopan.
Y es que solamente dos años después de ser fundado por el Lama Yeshe en 1984, el mismísimo Dalai Lama, señaló a un niño granadino como la reencarnación del venerable Lama Yeshe. El joven español, ostentó dicho cargo hasta los 18 años de edad, cuando decidió quitarse la túnica color granate y azafrán para regresar a Europa. Resulta muy sencillo encontrar entrevistas y artículos escritos por él en la red, donde relata como es la vida dentro y fuera de los monasterios
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Kopan, es considerado uno de los lugares más apropiados en Asia para aprender los fundamentos del budismo tibetano, lo que hace que no nos sorprendamos al encontrar tantos estudiantes occidentales en el monasterio.
Además de ello, la iconografía budista que lo decora es espectacular. Junto a la gigantesca puerta de acceso al edificio principal, se encuentran dos estatuas zoomorfas coloridas y dotadas de una armadura, consideradas según la tradición los guardianes del monasterio. El tejado del edificio principal es presidido por la rueda de dharma o rueda de la ley, junto a dos ciervos dorados chapados en latón, que representan el primer sermón ejercido por Buda en el parque de los ciervos en la ciudad india de Sarnath, muy cerca de Venarasi.
Dentro de un pequeño cobertizo encontramos el mani dungkhor, un enorme y pesado molino de oración que los monjes hacen girar como gesto divino, propagando de este modo compasión a todos los seres vivos del Mundo. Ésta clase de molinillos que verás en todos los templos budistas, se encuentra repujados por versiones escritas del mantra tibetano más conocido «Om mani padme hum« (alabada sea la joya del loto).
El interior de los templos del monasterio es espectacular. Rebosantes de colorido, las paredes se encuentran decoradas con numerosos murales que ilustran la vida de Buda, además de otras muchas telas religiosas en llamativos colores y pinturas tibetanas.
Al fondo, el altar es presidido por una enorme estatua dorada de buda en posición de meditación, con la mano izquierda sobre el regazo y su palma de la mano derecha extendida hacia el frente. Podemos encontrar estatuas de Buda en cientos de posiciones distintas. Concretamente ésta, significa la disipación del miedo.
Junto al altar también encontramos los tradicionales cuencos de oración, decenas de lámparas de manteca y otras muchas ofrendas así como una caja de donación. El trono del abad se encuentra rodeado de fotografías de diferentes Lamas y sobre el principal, se encuentra la fotografía del Dalai Lama.
Personalmente, pienso que el templo de Budhanilkantha es uno de los lugares más fascinantes e impresionantes en el valle de Kathmandú. Aquí, los rituales en los pequeños templos y santuarios no cesan en todo el día. Basta con pararse a observar donde los ramilletes de incienso y las lámparas de manteca arden sin detenerse un instante. Es un lugar con un colorido espectacular.
En el templo principal, ubicado al aire libre y al que tan solo está permitido el acceso a devotos hindúes, se encuentra la estatua del dios Visnú creador de la vida. En esta representación, yace durmiendo plácidamente sobre un estanque y el cuerpo enroscado de Ananta, el dios serpiente de 11 cabezas que simboliza la eternidad. La gigantesca estatua de cinco metros de largo, fue esculpida sobre un enorme bloque de granito que los fieles creyentes trajeron desde lugares remotos hace más de mil años.
Cuenta la leyenda, que un granjero y su esposa araban un campo cuando golpearon una piedra que comenzó a sangrar. Al desenterrar la piedra, descubrir que se trataba de la estatua perdida de Budhanilkantha, la cual fue trasladada a su ubicación actual.
Pero la sobrecogedora imagen no tiene lugar solamente entorno al templo principal, considerado uno de los más importantes y antiguos en todo el país. Antes de reverenciarse junto a los pies de Visnú, los fieles ofrecen guirnaldas de flores y entre distintos aromas y vapor de incienso, llevan al extremo todo tipo de ritos en el templo dedicado a Ganesha, ubicado en el exterior.
La ruta es posible llevarla a cabo regresando todos los días a Kathmandú, ya que a excepción de Nagarkot, el resto de lugares de interés se encuentra ubicados en la periferia de la ciudad.
Sin embargo, para disfrutar al máximo de la experiencia, recomendamos hacer noche cada día en un lugar diferente. Éste, es nuestro itinerario completo durante cuatro días por el valle de Kathmandú.
Recomendamos al menos pasar un día completo para visitar ambas aldeas. Sin embargo, debemos decir que solamente este lugar podría dar incluso para una semana.
Hay una ruta a pie circular, a través de la cual podremos ver los principales templos de Pharping y Dakshinkali, así como visitar algún monasterio budista. El inicio del camino se encuentra junto al Solid Rock – Lodge & Restaurant. Desde aquí hay que subir a la cima de una colina e iniciar el sendero que conduce al antiguo templo de Dakshinkali, la cueva de Asura y el templo de Vajra Yogini.
Después, se atraviesa la aldea de Pharping hasta el templo de Dakshinkali donde intuiremos los sacrificios que realizan en su interior, para regresar por el mismo camino hasta el templo de Shesh Narayan y la cueva de Yangleshó. Durante el trayecto, tendremos la ocasión de visitar alguno de los tantos monasterios budistas que nos encontraremos durante el camino.
El segundo día nos dirigiremos a la plaza Durbar de Patán, donde tras visitar sus templos y pagodas, accederemos al museo de Patán y el Palacio Real. Después nos dirigiremos al norte de la plaza, para entrar a uno de los templos más espectaculares de todo el valle, Kwa Bahal (Templo Dorado).
Después nos dirigiremos a Bhaktapur para pasear por sus calles. Ambas ciudades pueden visitarse en un mismo día.
Es un excelente día para descansar. Solamente 12 kilómetros separan Bhaktapur del pueblo de Nagarkot, donde podremos desconectar del Mundo con unas hermosas vistas al Himalaya.
No hace falta buscar demasiado, la inmensa mayoría de los hoteles cuentan con terrazas panorámicas desde donde se ven las montañas. Sin embargo si nos quedamos con ganas más, hay muchísimas rutas de senderismo de dos o tres horas alrededor de la aldea.
Nuestro último día antes de regresar al bullicio de Kathmandú, nos dirigiremos al templo de Gokarna Mahadev, donde podemos aprovechar para meditar junto al río Bagmati. Después visitaremos a los monjes budistas en el cercano monasterio de Kopan, para finalizar nuestra ruta cultural por el valle de Kathmandú observando los rituales en el templo de Budhalnikantha.
A todos los lugares descritos, excepto al monasterio de Kopan, puede llegarse en autobús. Sin embargo, posiblemente de esta manera nos llevaría algún día más completar la ruta.
Los autocares en Nepal son muy lentos y suelen salir de las estaciones cuando se llenan de pasajeros, aunque ésta, también es una buena alternativa para quienes quieran ahorrar. Los precios por trayecto no deberían superar las 30 o 40 rupias. Una vez en la estación de bus, siempre hay que preguntar a los conductores hacia donde van.
El modo más cómodo de recorrer el valle de Kathmandú, aunque también el más caro, es hacerlo en taxi o contratar un conductor privado para los días que dure la ruta en Kathmandú. Los taxis también pueden negociarse para días completos. Sus tarifas suelen rondar entre 3000 y las 4000 rupias, aunque siempre dependerá de tus intenciones o capacidad para regatear.
En caso de escoger la opción de un conductor privado, recomendamos hacerlo con la agencia nepalí Himalayan Scenery Treks & Expedtion. Son de gran confianza nuestra, puedes contactar con ellos a través del enlace o solicitarnos personalmente el contacto para recomendarte a nuestro guía favorito. A continuación, encontrarás información sobre los trayectos en bus por el valle de Kathmandú.
Los autobuses desde Kathmandú a Pharping y Dakshinkali (ruta nº 22) salen de la parada de Ratna Park, ubicada al sureste de Thamel. El último autobús de vuelta a Kathmandú sale sobre las 17:30 horas antes de anochecer.
Los autobuses desde Kathmandú a Patán salen de la parada de Ratna Park y suelen funcionar hasta las 18:30 horas. Para regresar a Kathmandú recomendamos hacerlo desde la parada de Langakhel al sur de la plaza Durbar de Patán.
Los autobuses desde Kathmandú salen del Bhaktapur Bus Park, en Bagh Bazar frente a la estación de autobuses de Ratna Park. Llegan hasta la parada de Guhya Pokhari a unos minutos a pie de la plaza Durbar de Bhaktapur. Suelen funcionar hasta las 18:30 horas.
También es posible hacer el trayecto desde Patán a Bhaktapur y viciversa en autobús. Los autobuses desde Patán salen en la parada de Lagankhel al sur de la plaza Durbar.
Para llegar hasta Nagarkot desde Kathmandú, hay que coger el bus hacia Bhaktapur desde el Bhaktapur Bus Park. Una vez aquí hay que preguntar donde se cogen los autobuses hacia Nagarkot, o bien coger un taxi hasta el pueblo. Los buses dejan de circular a las 18:00 horas.
Sabemos que había un autobús turístico que iba directo desde Kathmandú a Nagarkot que salía desde la parada de buses de Lainchhaur. Sin embargo, este servicio no funciona desde 2019.
Pueden cogerse los autobuses al templo de Gokarna Mahadev desde la parada próxima a la stupa de Bodhnat (Bauddha Bus Stand o Jorpati Bus Station) o desde la estación de buses de Ratna Park. Siempre tenemos que preguntar al conductor hacia donde va.
Desde Gokarna Mahadev puede llegarse al monasterio de Kopan a pie (35 minutos aproximadamente) o coger un taxi.
Los autobuses hacia el barrio de Budhanilkantha salen de las paradas de Kantipath (junto a Ratna Park) y Lazimpath (al norte de Thamel).
Qué te ha parecido nuestro artículo de hoy QUÉ VER EN EL VALLE DE KATHMANDÚ – ORÍGENES DE UNA CIVILIZACIÓN Danos tu valoración y ayúdanos a mejorar.
4 Comments
Hola! Muchísimas gracias por todo lo que facilitas la vida a los viajeros 🙂
Me voy en un mes a Nepal e India. Estoy intentando repartir días… Crees que con 5 días completos podría ver el valle de Kathmandú?
Crees que Nagarkot si no es por las vistas, merece la pena ir?
Gracias!!
Hola Rosa, muchas gracias por tu comentario y bienvenida al blog. En 5 días puedes conocer Kathmandú y los lugares más importantes del valle. Si tienes pensado visitar Nagarkot, efectivamente, te recomiendo que tengas una alternativa, y si el tiempo no acompaña no pierdas el tiempo en subir hasta allí. Puedes disfrutar de lugares con gran encanto, rodeada de naturaleza más cerca de Kathmandú, por ejemplo en Pharping. Un saludo
¡Hola! Mil gracias por tus post y tu blog en general, es una maravilla y ayuda muchísimo.
Solo voy a tener un día para dedicarle al Valle de Katmandú, ¿cuál de estos destinos me recomendarías?
¡Muchísimas gracias!
Hola Amalia, muchas gracias por tu comentario y bienvenida al blog. Si dispones de un solo día os recomiendo visitar Patán y Bhaktapur, si os dais vida y negociáis un conductor en un día podréis visitar las dos. Saludos