Pasaporte Nómada
Belém, o más propiamente dicho Santa María de Belém, es un distrito perteneciente a Lisboa, situado 8 kilómetros al oeste de su centro histórico.
Repleto de monumentos y bienes de interés cultural, esta popular barriada reposa a orillas del estuario del Tajo, como uno de los referentes turísticos más importantes de todo el país. Sin embargo, en el pasado, su fama a nivel mundial tuvo lugar gracias a otros motivos bien diferentes: durante la era de los descubrimientos, allá por los siglos XV y XVI.
Entonces y durante aquellos años, convertido en puerto marítimo y astillero, desde este lugar partieron aquellas legendarias carabelas que pusieron rumbo a lo desconocido, y cuyo éxito, glorificó a los exploradores lusos y a la tripulación de sus embarcaciones.
Por ello, por lo que acabo de explicar y por mucho más no perdáis onda de lo que voy a contar. Pues en nuestro artículo de hoy QUÉ VER EN BELÉM – UN VIAJE A LA ERA DE LOS DESCUBRIMIENTOS, os vamos a explicar lo que tenéis que saber para explorar con detalle este fascinante lugar ¡Comenzamos!
Para entrar con buen pie, una opción que os permitirá conocer de primera mano el pasado de este lugar es contratar un tour guiado en castellano, donde un guía conocedor de la zona os ayudará a comprender su historia. A continuación, vamos a describir los que consideramos más interesantes:
Ya sabéis que somos muy pro de los free tours gratuitos de Civitatis. Esta manera de viajar, os permitirá explorar la zona acompañados de un guía y poner precio a la excursión en función de vuestra valoración.
Siempre recomendamos el clásico free tour gratuito de Belém en castellano, ya que consiste en un recorrido guiado por los lugares más emblemáticos, como el monumento a los Descubrimientos o la Torre de Belém.
Una alternativa al free tour, es contratar esta económica excursión guiada en castellano por Belém y el monasterio de los Jerónimos, lugar donde se encuentra enterrado el explorador Vasco de Gama y el poeta luso Luis de Camões, entre muchas otras figuras de aquella época.
Si el tiempo acompaña, os recomendamos hacer este paseo en barco con tour por Belem, que además de la navegación por las aguas de nuestro querido río Tajo, incluye una excursión guiada en castellano por el famoso barrio de Santa María de Belem, punto de partida de las expediciones durante la era de los descubrimientos.
Llegados a estas alturas, seguro que os habréis preguntado si merece la pena comprar la Lisboa Card. Y si por alguna razón aún no sabéis de que va, es muy sencillo, os lo explico a continuación. La Lisboa Card es una tarjeta turística que incluye entrada a más de 30 atracciones, uso del transporte público ilimitado, así como descuentos en algunas tiendas y restaurantes de la ciudad ¡Toma ya!
Lo primero que tenéis que saber es que hay diversas tarifas en dependiendo de la edad. Además, tenéis que elegir entre 24, 48 y 72 horas, en función del tiempo que la vayáis a necesitar.
En mi opinión, la Lisboa Card solo merece la pena si tenéis pensado visitar, al menos, entre dos y tres museos o monumentos al día, y hacer uso de transporte público. Una opción para que os salga rentable, es planificar vuestra visita a los lugares de pago en las 24 horas siguientes desde su activación, y de esta manera, poder aprovecharla al máximo en el menor tiempo posible.
Como vais a poder comprobar, histórica y culturalmente hablando, Santa María de Belém es una de las zonas más interesantes que visitar en la capital lisboeta.
Sin embargo, al encontrase algo alejado del resto de barrios turísticos de la ciudad, personalmente consideramos que no es el mejor lugar donde pasar una larga estancia a la hora de visitar Lisboa. Dicho lo cual, si tenéis pensado pasar un día entero en Belém, algo que os recomiendo sin duda alguna, sí que resulta aconsejable que busquéis alojamiento en la zona, aunque sea por solo una noche.
Por ello, si esta es vuestra elección final, a continuación, encontraréis una serie de recomendaciones para que os alojéis en Belém.
El barrio de Belém está situado a unos 8 kilómetros del centro histórico de Lisboa. Para llegar, solo tendréis que continuar por la carretera que bordea el litoral, si es que disponéis de coche propio o decidís ir a pie.
En caso contrario, podéis optar entre la línea de tranvía 15E o la de autobús 728. El tranvía podréis cogerlo muy cerca de la Plaza del Comercio, el precio por cada trayecto es de 3 euros. Barato lo que se dice barato no es. Por ello, en función de cuantas personas viajéis juntas, valorad la posibilidad de coger UVER o taxi, ya que el precio suele oscilar entre los 8 y los 9 euros por trayecto.
Si viajáis en grupos de más de cuatro personas, sin duda la majeo opción, como digo, es el taxi, ya que en Lisboa la mayor parte de ellos son adaptables a seis pasajeros. Esta regla os valdrá para cualquier trayecto que hagáis en la ciudad ¡Consejazo que os vais a llevar!
Si aún estás organizado tu viaje a Lisboa, te proponemos tres itinerarios diferentes para que escojas en función de tus necesidades
Como este post trata sobre los lugares más importantes que ver en Belém, a continuación, encontraréis un mapa de la zona para que los podáis ubicar. Y ahora sí, comenzamos con ¡LOS MEJORES LUGARES QUE VISITAR EN BELÉM!
La Torre de Belém es el icono, y posiblemente también, el monumento más visitado de la capital lisboeta. La habrás visto en cientos de fotos ¿verdad? Pues es por ello que vamos a comenzar nuestra ruta en este lugar. Además, según avanza la mañana suele congregar un mayor número de visitantes. Problemón si tenéis pensado verla por dentro.
Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, fue construida a principios del siglo XVI bajo la supervisión del rey Manuel I el Afortunado, quien se logró atribuir grandes logros durante los años que perduró su reinado, entre ellos, el descubrimiento de la ruta atlántica por el cabo de Buena Esperanza o la llegada a Brasil.
A día de hoy, para echarse unas fotos y poco más, pero, ¿en su día para que sirvió esta especie de torreón fortificado? Pues muy sencillo, la Torre de Belém funcionó como faro y pequeño fortín defensivo. Aunque también, llegó a ser utilizada como prisión y recinto aduanero.
Si tenéis tiempo y no hay mucha cola, como digo, podéis acceder a su interior donde hay también un pequeño museo. Antes de continuar, reparando en la fachada occidental, observaréis la figura tallada del rinoceronte indio que Manuel I envió al papa León X, y que pereció ahogado en el mar al hundirse la embarcación donde lo trasladaban. ¡Cosas de aquellos tiempos!
Un paseo ribereño desde la Torre Belém hasta el monumento de los Descubrimientos, os permitirá disfrutar de unas maravillosas vistas al estuario del Tajo en compañía de la brisa marina, así como de una panorámica del puente 25 de Abril y la famosa estatua del Cristo Rei, recordando al Redentor de Río, visible desde cualquier vértice de la ciudad.
Durante el camino, encontraréis numerosas terrazas y cafeterías donde hacer un alto para disfrutar del paisaje, un faro de hormigón y ladrillo en recuerdo al antiguo faro de la Torre de Belém, y una curiosa avioneta de principios del siglo pasado.
Esta última, fue dedicado a Sacadura Cabral y a Gago Coutinholos, primeros aviadores portugueses que cruzaron el Atlántico Sur en 1922 a bordo de una avioneta, completando el trayecto entre Lisboa y Río de Janeiro
Otro de los iconos de la ciudad y uno de los lugares más importantes que ver en Belém es el monumento a los Descubrimientos. También llamado Padrão dos Descobrimentos, fue erigido en el año 1960 para conmemorar el quinto centenario del fallecimiento de Enrique El Navegante.
Sin embargo, el monolito no solo homenajea al citado infante y duque de Viseu, sino que en él, también podréis distinguir las figuras de Vasco de Gama, Fernando de Magallanes y otros personajes ilustres relacionados con aquellos maravillosos años, la era de os descubridores. En definitiva, este coloso de piedra que parece simular una carabela, fue levantado frente a las aguas del Tajo en recuerdo a los grandes exploradores lusos de ultramar.
Es posible subir hasta la cornisa en ascensor. Si lo hacéis, tendréis el placer de poder visitar un pequeño museo. Desde la cúspide de 52 metros de altura, también podréis disfrutar de unas maravillosas vistas a la Torre de Belém y el Monasterio de los Jerónimos.
Si hasta el momento no habéis reparado en ella, las alturas os permitirán descubrir un enorme mapamundi con una rosa de los vientos grabada en el suelo, frente a la entrada del monumento. En él se ven reflejadas las rutas de los navegantes portugueses y las fechas de colonización, desde las Azores (1427) hasta Calcuta (1498), entre muchas otras.
Situada frente al monumento a los Descubrimientos, la Plaza del Imperio es uno de los recintos ajardinados más bellos de la capital lisboeta.
También es cierto que la impresionante fachada del Monasterio de los Jerónimos, situada al otro lado del parque, le da un toque soberbio realzando su ya de por si buena planta. En el centro, hay una fuente con chorros de aguas que cambian de altura, y diversos símbolos que recuerdan a la era de los descubrimientos, como anclas marineras o la cruz de la Orden de Cristo.
El famoso monasterio de los Jerónimos, es una de esas visitas que tiende a dejar con la boca abierta. Resulta sencillamente ¡IMPRESIONANTE!
Obra del arquitecto ingeniero Diogo Boitaca y erigido bajo el mandato del rey Manuel I, acertadamente se edificó esta magistral obra arquitectónica «cuasi perfecta». El monasterio abrió sus puertas en 1501, con el fin de celebrar el descubrimiento de la famosa ruta marítima abierta por Vasco de Gama, que logró conectar la vieja Europa con el subcontinente indio, evitando cruzar así los territorios dominados por el Imperio Otomano.
De hecho, la tumba del explorador yace en la denominada Iglesia de Santa María de Belém, en el interior del monasterio, junto a ilustres como el poeta Luis de Camões, otros infantes y reyes.
Sus claustros, esculturas, tallados, la sala capitular o el refectorio… En fin, un lugar de tan complicada descripción, cuya mejor opción es que descubráis por vosotros mismos. Entrada incluida en Lisboa Card.
Y tras ello, toca tomar la pintoresca Rúa de Belém con sus viejos edificios color pastel hasta distinguir, no por las interminables colas que cruzan la calle, sino por sus toldos azules (nótese la ironía), la Antigua Confitería de Belém.
Posiblemente, llegado este momento ya habréis caído en la tentación de probar los famosos pastéis de Belém. Y es que la receta de estas famosas delicias artesanales, llevan siendo alto secreto desde que, por primera vez, salieron de uno de los hornos situados en el interior del monasterio de los Jerónimos cerca de 200 años atrás.
Así pues, desde 1837 y hasta nuestros días, la cocina donde los pasteles se hornean y comienzan su viaje hacia el resto de hogares, restaurantes y confiterías del país, está situada en este famoso local revestido de azulejos clásicos. Hoy legado de la ciudad e icono de la gastronomía portuguesa.
Muy cerca de la confitería observaréis una hermosa plazoleta ajardinada, presidida por una columna neomanuelina de Alfonso de Albuquerque, con representaciones y escenas de su vida esculpidas en la base.
La estatua fue inaugurada el 3 de octubre de 1902 en homenaje a este señor, quien fuera duque de Goa, célebre almirante, conquistador portugués y virrey de la India portuguesa entre 1509 y 1515.
De no ser por los guardias que custodian la puerta de acceso, generalmente este austero conjunto de edificios color rosa pardo suele pasar desapercibido. Sin embargo, no se trata si no de la mismísima residencia oficial del Presidente de la República de Portugal. ¡Total nada!
Como digo, pasaréis por la puerta, y que al menos sepáis lo que es. Para poder realizar una visita por el interior, es necesario acceder a esta página web y mandar un mail. Se llevan a cabo todos los sábados con un máximo de 150 personas.
El Museo Nacional de Arqueología alberga la mayor colección arqueológica de Portugal, con piezas que datan desde el Paleolítico a la Edad Media. Está situado junto al monasterio de los Jerónimos, por lo que una excelente opción, si disponéis del tiempo suficiente podría ser combinar ambas visitas. Incluido en la Lisboa Card.
El Museo de la Marina está situado en el mismo edificio del Museo Nacional de Arqueología. Es un imprescindible para los nostálgicos de las reliquias marinas y la época dorada de los descubrimientos. Pues en él, se exhiben cientos de reliquias, entre ellas cañones, maquetas de barcos, restos de naufragios, globos terráqueos y otros tesoros como el altar portátil de madera de Vasco de Gama. 33 % de descuento con la Lisboa Card.
El Museo de Arte, Arquitectura y Tecnología está situado a orillas del Tajo, ocupando un impresionante edificio que simula una ola, recubierto por 15.000 azulejos blancos. Posiblemente, lo más impresionante de este museo sea esto precisamente, el moderno edificio donde se encuentra. Incluido en la Lisboa Card.
El Museo Colección Berardo alberga una de la colecciones privadas más interesantes del país, con obras de Picasso, Warhol, Pollock, Miró y Lichtenstein, entre muchos otros. Un imprescindible para los amantes de la pintura. 30 % de descuento con la Lisboa Card.
El Museo Nacional dos Coches de Lisboa alberga una importante colección de carruajes que datan de los siglos XVII, XVIII y XIX inaugurado el 23 de mayo de 1905. Actualmente es uno de los museos más visitados de Lisboa.
Entre los carruajes más importantes están el que perteneció a Felipe III de España y las tres carrozas del barroco italiano construidas en Roma en 1716, todas ellas pertenecientes al papa Clemente XI. Incluido en la Lisboa Card.