Pasaporte Nómada
En nuestro itinerario de hoy vamos a recorrer la capital de Portugal, LISBOA, en tan solo ¡UN DÍA! Tiempo récord ¿Verdad?
Sabemos de sobra que la ciudad da para mucho más. Pero también, somos conscientes de que algunos la visitáis durante un crucero, o simplemente de paso por ella le decidís dedicar solo unas horas.
Sea cual sea el motivo que os haya traído hasta aquí, no hay nada que os deba de preocupar porque ¡HABÉIS ENCONTRADO EL POST IDEAL! Y es que, aunque sea mediante una breve estancia, podréis descubrir algunos de los encantos que aguarda su centro histórico. ¡Vamos allá!
A continuación, encontraréis nuestro itinerario y un mapa de la ciudad de Lisboa donde podréis situar todos y cada uno de los lugares que vamos a describir en el post. Con su ayuda, podréis organizar vuestra ruta de un día de duración personalizada.
Recomendamos que valoréis reservar la Lisboa Card, una tarjeta turística que incluye entrada gratuita a los monumentos más importantes, descuentos para otros tantos y el uso de transporte público ilimitado.
Qué ver en Lisboa en un día: Itinerario de mañana
Qué ver en Lisboa en un día: Itinerario de tarde
Lisboa es una ciudad acostumbrada a recibir turistas, por lo que en ella, encontraréis una amplia oferta de alojamientos para todos los gustos y presupuestos. Desde lujosos hoteles, pasando por apartamentos y alojamientos de precio medio, hasta los clásicos albergues B&B para mochileros y bolsillos más ajustados.
Antes de escoger el vuestro, recordad que la capital lisboeta es conocida como la ciudad de las siete colinas ¡Por algo será! Al principio puede resultar incluso algo gracioso, pero creedme, tanto subir y bajar cuestas termina por agotar a cualquiera.
Para evitar subir y bajar por demás, es importantísimo que escojáis bien el barrio donde se ubique el hotel. En nuestra opinión, la mejor zona donde alojarse en Lisboa es La Baixa, situado en el centro, bajo las colinas donde se alzan Alfama, Chiado y el Barrio Alto. Aquí van nuestras recomendaciones para dormir en Lisboa:
Hotel cinco estrellas situado junto a la plaza del Comercio, el centro turístico de la capital lisboeta. Dispone de habitaciones elegantes, restaurante, piscina y numerosos servicios, ideal para los turistas más exclusivos.
Apartamentos a precio medio muy bien situados bajo el castillo de Säo Jorge, junto a La Baixa. Ideal si viajáis en familia debido a la amplitud de sus habitaciones, excelente precio y ubicación. Disponen de acomodación para hasta ocho personas, cocina y terraza incluida.
Hostel B&B con habitaciones económicas y excelente ubicación, situado junto al elevador Santa Justa, próximo a plaza Rossio. Como siempre, aconsejamos este tipo de alojamientos a quienes viajen en solitario o que deseen compartir experiencias con otros aventureros y dispongan de un presupuesto más ajustado.
Para la mañana de nuestra ruta de un día para visitar Lisboa, recomendamos reservar el free tour gratuito de Civitatis. Tenéis varios horarios entre los que elegir. Nosotros, aconsejamos reservar el de las 10:00 horas el cual comienza en la plaza de los Restauradores.
La excursión, de unas 2 horas y 45 minutos de duración, consiste en un recorrido por los lugares más emblemáticos del centro de Lisboa, entre ellos la Plaza Rossio, el Elevador de Santa Justa, el Convento del Carmo, o la Plaza del Comercio, entre otros tantos.
Tras finalizar el free tour, tendréis tiempo suficiente para subir a bordo del famoso tranvía 28E y dirigiros al mirador de Santa Luzía y Portas do Sol, en el barrio de Alfama do Mar. Después de alucinar con sus maravillosas vistas, antes del almuerzo podréis visitar también la Catedral de la Sé de Lisboa.
A continuación, os vamos a describir algunos de los lugares más emblemáticos que podréis tener la oportunidad de conocer a través del free tour.
Ya que se encuentra muy cerca de la Plaza de los Restauradores, lugar donde comienza el free tour, antes de comenzar la excursión podéis desayunar en una de las numerosas terrazas de la Plaza de Figueira.
Está situada en el lugar donde antes del terremoto de 1755 se encontraba el Hospital Real de Todos los Santos, el más importante de la ciudad. Tras su reconstrucción, se convirtió en un mercado de frutas y hortalizas y posteriormente en un gigantesco mercado cubierto. Hoy la preside una estatua ecuestre del rey Juan I. Es un lugar fantástico desde donde admirar el famoso Castillo de São Jorge, una fortificación del siglo XI alzada durante la era de dominación musulmana.
Después, debéis dirigiros hacia la Plaza de los Restauradores, lugar donde a las 10:00 horas comienza el primer free tour por Lisboa en castellano.
Su nombre se debe a quienes en 1640 se rebelaron contra la dominación española. Presidida por un gigantesco obelisco, en uno de sus extremos comienza la avenida de Liberdade, la más suntuosa de la ciudad, repleta de lujosas edificaciones, restaurantes y tiendas de alto standing.
Uno de los lugares más emblemáticos que se visitan en el free tour es la conocida como Plaza de Don Pedro IV, primer emperador de Brasil y rey portugués. La denominación Plaza Rossio, solo responde al concepto «espacio común», muchas ciudades portuguesas tienen plazas que aluden a esta misma denominación.
Desde el siglo XIII, este lugar constituye el centro neurálgico y más activo de Lisboa, testigo de juicios, fiestas populares, desfiles, encuentros políticos y religiosos o ejecuciones durante la Inquisición. Además de sus fuentes barrocas, adoquinado y la estatua de Don Enrique que la preside, en su alrededor, son especialmente relevantes el edifico de Teatro Nacional, la estación de trenes de Rossio y la Iglesia de São Domingos.
El elevador de Santa Justa fue construido en 1902, y servía como medio de transporte para conectar La Baixa con el barrio de Chiado. Sin embargo, el paso del tiempo lo ha convertido en mera atracción turística, rememorando así la importancia que tuvo en tiempos pasados.
De estilo neogótico, posee una estructura de hierro inspirada en la Torre Eiffel Desde los 45 metros de altura a los que se encuentra el punto más elevado hay una cafetería con formidables vistas a la ciudad y el castillo de São Jorge. Al salir por la pasarela que conecta con Chiado, podréis visitar la pequeña Plaza del Carmo, frente a la cual se encuentran las conocidas ruinas del antiguo Convento do Carmo.
Ubicadas en el barrio de Chiado, las ruinas del convento del Carmo son uno de los lugares más espectaculares e importantes que visitar en Lisboa.
Fundado en el año 1399, fue el templo gótico más importante de la capital hasta que el terremoto de 1755 lo derribó. Hoy en día, las ruinas del antiguo convento acogen el Museo Arqueológico do Carmo, donde se expone una valiosa colección de hallazgos descubiertos entre la prehistoria y la Edad Media.
Además de innumerables piezas y herramientas prehistóricas, el museo alberga sarcófagos del período romano y egipcio, momias o la tumba del rey Fernando I. En el free tour no está incluida la visita al interior del convento.
El barrio de Chiado es uno de los lugares que aún conservan prácticamente intacto el folclore tradicional lisboeta. En 1988 tuvo lugar un trágico suceso, ya que un incendio destruyó buena parte del barrio, cuyas viviendas y negocios locales resultaron pasto de las llamas. Su reconstrucción fue obra del arquitecto Álvaro Siza Vieira, proceso durante el cual, fueron rehabilitados una veintena de edificios históricos.
No se encuentra incluido en el free tour, pero si tras visitar los lugares que vamos a describir disponéis de un ratito, recomendamos que lo dediquéis a pasear por el barrio de Chiado. Además del convento del Carmo y alguna de las estampas más hermosas de los elevadores, son especialmente hermosos los miradores de Santa Catarina y el de San Pedro de Alcántara.
Hay dos elevadores que ascienden al Chiado desde La Baixa, el elevador de Glória, situado junto a la plaza de los Restauradores, y el elevador de Bica, situado más próximo a la ribera del Tajo. El precio es de 3,80 € ida y vuelta.
En la parte baja de Lisboa y separando Alfama del Chiado, se encuentra la Baixa Pombalina, denominada así en honor al Marqués de Pombal, quien diseñó la reconstrucción de su trazado tras el terremoto de 1755.
En la actualidad, constituye uno de los principales puntos de encuentro, con sus animados bares, terrazas y plazoletas. Algunas de sus calles mantienen los nombres gremiales de las actividades que se realizaban en ellas: Rua da Prata, Rua Aurea o Rua dos Sapateiros.
Otra de sus calles más famosas es Rúa Augusta, repleta de tiendas de souvenir, bares y restaurantes. Algunos de los monumentos de imprescindible visita en el barrio son el elevador de Santa Justa, Plaza Rossio y la Plaza de Figueira.
A pesar del terremoto de 1755, el cual destruyó el Palacio Real que se alzaba sobre este lugar, la Plaza del Comercio sigue siendo uno de los centros neurálgicos y lugares más transitados de Lisboa.
Su proyección actual se la debemos al Marqués de Pombal, quien decidió reconstruirla en forma de «U», con tres soberbios edificios porticados que albergan organismos gubernamentales, la principal oficina de turismo de Lisboa y algunos restaurantes y cafeterías, como el Martinho da Arcada, el más antiguo de la capital.
En el centro de la misma se alza la estatua ecuestre de José I, monarca portugués que se encontraba en el trono en el momento del terremoto. Pero, el elemento más llamativo de la plaza sea el Arco de Rua Augusta, donde comienza la calle homónima, convertida en una de las avenidas más transitadas de la Lisboa moderna. También fue construido tras el terremoto, y consta de numerosas columnas coronadas por figuras alegóricas que representan la gloria, el valor y el genio.
En él podréis contemplar algunas esculturas de ilustres como Vasco de Gama, el Marqués de Pombal o Nuno Alvares Pereira. Es posible subir al mirador situado sobre la cornisa (2,50 € por persona e incluido en la Lisboa Card), para disfrutar de sus maravillosas vistas, desde donde observaréis un conjunto de escalinatas adosadas al río, utilizadas por los reyes a su llegada a la ciudad. En este precioso lugar, es donde finalizará vuestro free tour.
En pocos minutos comprenderéis como el tranvía se ha convertido en uno de los atractivos turísticos más sugerentes y fotogénicos de Lisboa. Estamos seguros de que no os podréis resistir a disfrutar de su magia.
De entre todas las líneas que recorren el centro de la ciudad, la anticuada línea 28E se lleva la palma. Desde la Plaza Martim Monis y Campo Ouri-Que, el trayecto completo de unos 50 minutos de duración, transcurre entre lugares mágicos que brindan imágenes para nunca olvidar.
Por ello, una excelente opción es tomar el tranvía en la Plaza del Comercio, para dirigirnos al próximo lugar que vamos a visitar, el mirador de Santa Luzia, junto al cual hace parada también. El precio por trayecto es de 3 euros.
La parada del tranvía 28E, está situada junto a una pequeña capilla denominada también como Santa Luzia, donde se encuentra el mirador homónimo, uno de los más famosos de Lisboa con sus hermosos jardines de bugambilias y sorprendentes vistas al estuario del Tajo.
En la fachada sur de la iglesia podréis ver una pared de azulejo, donde se representa la Plaza del Comercio antes del terremoto de 1755 y la toma por los cristianos del Castillo de San Jorge. Al otro de lado de la capilla se encuentra el mirador de Portas do Sol y su panorámica espectacular: el Panteón Nacional y la iglesia São Vicente de Fora, ambos rodeados por cientos de tejados y edificios color pastel, con el azul intenso del Tajo como telón de fondo.
Bajando por la Rúa Limoeiro, siguiendo la ruta del tranvía 28E llegaréis hasta la Sé de Lisboa, el edificio más antiguo de la capital.
Su construcción comenzó a mediados del siglo XII, cuando Alfonso Henríquez y el primer obispo de Lisboa Gilbert de Hastings, tras reconquistar la ciudad a los musulmanes decidieron construirla sobre una antigua mezquita. A lo largo de toda su historia, esta vetusta edificación ha sido testigo de numerosos acontecimientos históricos, así como de grandes catástrofes naturales como el terremoto que en 1755 asoló la ciudad.
La catedral mantiene elementos románicos en su estructura externa, como las dos torres y en el rosetón. El interior, más oscuro y austero, evidencia el estilo gótico de su diseño. También alberga los restos de San Vicente, patrón de la ciudad, cuyo ataúd según la leyenda fue acompañaron por dos cuervos durante su traslado a Lisboa, motivo por el que ambas aves se encuentran presentes en el escudo de armas de la ciudad.
Durante la tarde de nuestro itinerario para visitar Lisboa en un solo día, vamos a recorrer el barrio de Santa María de Belém, uno de los lugares más importantes e imprescindibles que ver en Lisboa.
Situado ocho kilómetros al oeste del centro de la ciudad, siguiendo la orilla del estuario del Tajo, es conocido también como el barrio de los descubridores, pues desde el antiguo astillero que se ubicada en este lugar, partieron algunas de las expediciones más exitosas de los navegantes lusos, como la del explorador Vasco de Gama, quien logró circundar el cabo de Buena Esperanza para establecer una nueva ruta entre Asia y Europa.
Además de sus espectaculares vistas al puente 25 de abril y la estatua de Cristo Rei, hay muchos lugares de gran valor que podréis conocer. en este post solamente vamos a mencionar aquéllos que consideramos imprescindibles, ya que no disponéis de mucho tiempo para explorar a fondo la zona. El trayecto en UVER o taxi desde la Plaza del Comercio es de aproximadamente 20 minutos, aunque podéis llegar también en el tranvía 15E o autobús 728.
Otra opción es reservar el free tour en castellano por Belém, a través del cual podréis conocer acompañados de un guía sus lugares más emblemáticos
Y tras ello, toca tomar la pintoresca Rúa de Belém con sus viejos edificios color pastel hasta distinguir, no por las interminables colas que cruzan la calle, sino por sus toldos azules (nótese la ironía), la Antigua Confitería de Belém.
Posiblemente, llegado este momento ya habréis caído en la tentación de probar los famosos pastéis de Belém. Y es que la receta de estas famosas delicias artesanales, llevan siendo alto secreto desde que, por primera vez, salieron de uno de los hornos situados en el interior del monasterio de los Jerónimos cerca de 200 años atrás.
Así pues, desde 1837 y hasta nuestros días, la cocina donde los pasteles se hornean y comienzan su viaje hacia el resto de hogares, restaurantes y confiterías del país, está situada en este famoso local revestido de azulejos clásicos. Hoy legado de la ciudad e icono de la gastronomía portuguesa.
El famoso monasterio de los Jerónimos, es una de esas visitas que tiende a dejar con la boca abierta. Resulta sencillamente ¡IMPRESIONANTE!
Obra del arquitecto ingeniero Diogo Boitaca y erigido bajo el mandato del rey Manuel I, acertadamente se edificó esta magistral obra arquitectónica «cuasi perfecta». El monasterio abrió sus puertas en 1501, con el fin de celebrar el descubrimiento de la famosa ruta marítima abierta por Vasco de Gama, que logró conectar la vieja Europa con el subcontinente indio, evitando cruzar así los territorios dominados por el Imperio Otomano.
De hecho, la tumba del explorador yace en la denominada Iglesia de Santa María de Belém, en el interior del monasterio, junto a ilustres como el poeta Luis de Camões, otros infantes y reyes.
Sus claustros, esculturas, tallados, la sala capitular o el refectorio… En fin, un lugar de tan complicada descripción, cuya mejor opción es que descubráis por vosotros mismos. Entrada incluida en Lisboa Card.
Otro de los iconos de la ciudad y uno de los lugares más importantes que ver en Belém es el monumento a los Descubrimientos. También llamado Padrão dos Descobrimentos, fue erigido en el año 1960 para conmemorar el quinto centenario del fallecimiento de Enrique El Navegante.
Sin embargo, el monolito no solo homenajea al citado infante y duque de Viseu, sino que en él, también podréis distinguir las figuras de Vasco de Gama, Fernando de Magallanes y otros personajes ilustres relacionados con aquellos maravillosos años, la era de os descubridores. En definitiva, este coloso de piedra que parece simular una carabela, fue levantado frente a las aguas del Tajo en recuerdo a los grandes exploradores lusos de ultramar.
La Torre de Belém es el icono, y posiblemente también, el monumento más visitado de la capital lisboeta. La habrás visto en cientos de fotos ¿verdad? Pues es por ello que vamos a comenzar nuestra ruta en este lugar. Además, según avanza la mañana suele congregar un mayor número de visitantes. Problemón si tenéis pensado verla por dentro.
Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, fue construida a principios del siglo XVI bajo la supervisión del rey Manuel I el Afortunado, quien se logró atribuir grandes logros durante los años que perduró su reinado, entre ellos, el descubrimiento de la ruta atlántica por el cabo de Buena Esperanza o la llegada a Brasil.
A día de hoy, para echarse unas fotos y poco más, pero, ¿en su día para que sirvió esta especie de torreón fortificado? Pues muy sencillo, la Torre de Belém funcionó como faro y pequeño fortín defensivo. Aunque también, llegó a ser utilizada como prisión y recinto aduanero.
Si tenéis tiempo y no hay mucha cola, como digo, podéis acceder a su interior donde hay también un pequeño museo. La entrada está incluida en la Lisboa Card. Antes de continuar, reparando en la fachada occidental, observaréis la figura tallada del rinoceronte indio que Manuel I envió al papa León X, y que pereció ahogado en el mar al hundirse la embarcación donde lo trasladaban. ¡Cosas de aquellos tiempos!
Por cierto, antes de finalizar, si queréis ampliar información sobre Santa María de Belém, su historia y otros lugares que visitar, no dejéis de visitar nuestro siguiente post.
En el barrio de Santa María de Belém podréis tomar un barco para navegar por las aguas del Tajo y contemplar, además de la puesta de sol, los monumentos más importantes de la zona desde una perspectiva muy diferente.
Si ya no quedan ganas de caminar, sin duda que esta romántica alternativa puede convertirse en una excelente opción. Aquí podéis reservar el crucero con antelación. Los cruceros parten desde el pequeño muelle situado junto a la Torre de Belém.
Los citados son solo algunos de los lugares que consideramos imprescindibles para visitar en Lisboa en un solo día. Sin embargo, y como dije al principio del post, esta ciudad puede dar mucho de sí.
Si vais a pasar unas horas en ella de más, o si buscáis otras alternativas para organizar vuestro propio itinerario, en el siguiente post encontraréis más propuestas que sin duda os podrán ayudar.
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