Pasaporte Nómada
Olimpia es otro lugar de inequívoca cita para los amantes de la mitología, cuya visita es incluida en la mayor parte de rutas por el Peloponeso.
La ciudad, que según los historiadores permaneció habitada desde el neolítico, atesora una historia convulsa objeto de numerosos saqueos, invasiones y terremotos, circunstancias que dieron lugar a su abandono a mediados del siglo I d.C.
Durante la era arcaica, Olimpia, alcanzó uno de los momentos culmen en su desarrollo, cuando se construyeron algunos de los templos más importantes y se comenzaron a celebrar las primeras olimpiadas en toda la historia.
Después, la veneración al dios Apolo durante el período helenístico, junto al prestigio adquirido con la celebración de los Juegos Olímpicos, hizo crecer su renombre convirtiéndose en uno de los lugares de peregrinación más reputados de la antigua Grecia.
A día de hoy, tanto el estadio olímpico como algunos de sus antiguos templos y monumentos, mantienen los cimientos en pie como testigos de aquéllos tiempos de gloria, envolviendo los jardines sagrados del santuario en una atmósfera cargada de misticismo.
Por ello, para quienes pretendáis revivir su pasado en cuerpo presente, en nuestro artículo de hoy QUÉ VER EN OLIMPIA – LA DEVOCIÓN A ZEUS Y LOS ORÍGENES DE LAS OLIMPIADAS, os vamos a explicar todo lo que necesitáis conocer para disfrutar al máximo de vuestra visita. ¡Vamos allá!
La actual y diminuta ciudad de Olimpia se encuentra ubicada a 10 minutos del santuario, lugar donde a orillas del río Cladeo y bajo la falda del mitológica colina de Cronos, se sitúa uno de los lugares sagrados que mayor historia contempla de la Antigua Grecia.
Tras acceder por el flanco noroeste del yacimiento, nos encontraremos con las primeras piedras que sobreviven al paso del tiempo, hoy vestigios cargados de leyendas y devoción. La duración de nuestro itinerario completo, puede ser de tres horas aproximadas si nos lo tomamos con calma. Después, recomendamos visitar el museo arqueológico situado al norte, cuya visita es de una hora de aproximadamente.
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Nada más acceder al recinto arqueológico del santuario, nos encontraremos con los restos que se conservan del gimnasio, apenas un conjunto de columnas procedentes una estoa.
Sus orígenes son inciertos, aunque los estudios realizados destacan que pudiese datar del siglo II a.C. La construcción permaneció siempre al aire libre, sin tejado, tratándose del lugar donde los atletas realizaban sus ejercicios de entrenamiento.
Tras él, nos encontraremos con las ruinas de Palestra, una edificación cuadrada rodeada de columnas bastante mejor conservadas que las anteriores. Sin embargo, es muy probable que la construcción de la palestra fuese más antigua incluso que la del gimnasio.
A continuación nos encontraremos con el yacimiento mejor conservado del santuario, una construcción de ladrillo fechada en la era romana, cimientos resultantes de una iglesia bizantina. Estudios realizados en 1968, confirmaron que se trataba del taller de Fidias, el prestigioso escultor a quien se le atribuye la decoración del Partenón.
Según se desprende de los hallazgos encontrados y los estudios llevados a cabo, fue en este lugar donde Fidias esculpió la colosal estatua de Zeus de Olimpia. Considerada una de las siete maravillas del mundo antiguo, la escultura fue trasladada en el año 394 a Constantinopla por los otomanos, donde se dice que fue destruida en el siglo V por un incendio. Solamente se sabe de ella gracias escritos, descripciones históricas y representación en monedas.
Al oeste de los talleres, entre la maleza, encontraremos vestigios de diversas construcciones de ladrillo, yacimientos resultantes de una antigua villa romana.
A continuación, en el extremo suroeste del recinto arqueológico se encuentran los restos del Leonidaion, construido entre los años 330 y 320 a.C. Su nombre se debe al arquitecto Leónidas de Naxos, artífice de la construcción.
Este edificio podríamos pensar, fue el precursor de las actuales villas olímpicas construidas en las sedes de las olimpiadas modernas, pues en él, se alojaban los atletas durante la celebración de los Juegos Olímpicos. Posteriormente, el palacete fue remodelado por el emperador Adriano, y comenzó también a ser utilizado para acoger a las autoridades romanas.
Estaba formado por un peristilo con 138 columnas jónicas en su exterior, y un patio interior con fuentes ajardinado. Dentro de él, había otra columnata compuesta por 48 pilares de orden corintio.
Para seguir nuestro itinerario, hay que girar a la izquierda en el Leonidaion por la vía Procesional hasta el Bouleterion. Fechado en el siglo VI a.C., también fue objeto de mejoras y remodelaciones llevadas a cabo durante la era romana.
Este lugar, entre otras muchas funciones, servía como archivo oficial para los resultados de las competiciones, donde además, se guardaba material y diversos utensilios necesarios para la celebración de los juegos.
Otra importante función de Bouleterion, era albergar la sala de reuniones donde tenían lugar las asambleas de la boulé, consejo al que se le atribuía la facultad de entender sobre las denuncias presentadas contra los jueces y los atletas, por las irregularidades cometidas durante el desarrollo de las competiciones.
Ubicado en el centro de los jardines sagrados, al norte del Boluteterion, se sitúan los restos del templo más importante de todos los que se erigieron en el santuario de Olimpia, consagrado como no a Zeus Olímpico.
Fue construido en orden dórico entre los años 470 y 456 a.C., obra del reconocido arquitecto Libón. El templo, estuvo ornamentado con una de las decoraciones escultóricas más soberbias e impresionantes de la antigua Grecia. Algunas de sus metopas y frisos, se encuentra expuestas en el Museo Arqueológico de Olimpia.
Entre las joyas escultóricas que decoraron el templo, se encuentra la colosal estatua de Zeus esculpida en oro y marfil tallada por Fidias en los talleres que visitamos anteriormente, considerada por los historiadores la obra artística más famosa de Grecia.
Cerca del acceso a los jardines sagrados, muy próximo al templo de Hera, nos encontraremos con otro de los yacimientos más reconocidos y simbólicos del Santuario de Olimpia, el Philippeion.
Fue erigido en orden jónico tras la batalla de los Querones en el año 338 a.C., obra del arquitecto Filipo II. Su singular construcción en planta circular hará que lo reconozcamos con suma facilidad. De él subsisten el basamento, tres columnas completas y parte del arquitrabe.
Junto al Philippeion, se alza otro de los templos más importantes del santuario, el consagrado a la diosa Hera, esposa de Zeus, la deidad femenina con mayor rango según la mitología griega. Fue construido en el año 590 a.C., lo que convierte a este arcaico santuario en uno de los templos dóricos más antiguos de Grecia.
Sin embargo, si por algún motivo es conocido el templo de Hera en la actualidad, es por tratarse del lugar donde cada cuatro años se prende la antorcha olímpica para después, recorrer el mundo hasta llegar a la sede de una nueva edición de las olimpiadas.
Debido al elevado número de peregrinos que visitaban el santuario, sobre todo durante el verano cuando se celebraban los Juego Olímpicos, el suministro de agua acabó por convertirse en un serio problema para los habitantes de la ciudad.
Para lograrlo atajar, ya durante la era romana, Herodes Ático decidió construir esta fuente semicircular en memoria de su fallecida esposa, que recibía el agua procedente de otra situada al este cuyas aguas eran canalizadas gracias a un acueducto.
La exedra, está situada en la misma falda de la colina de Cronos, junto al altar de Hera. A su derecha, una enorme explanada conocida como la terraza de los tesoros, albergó numerosos templos que las colonias griegas dedicaron a Zeus, a quien era necesario ofrecer periódicamente ofrendas y sacrificios.
El estadio olímpico, es uno de los lugares para visitar en Olimpia que más emoción suscita entre los turistas. Ni más ni menos, se trata del origen de las competiciones deportivas más laureadas y prestigiosas de la historia, los Juegos Olímpicos.
El estadio está situado en el extremo noreste del santuario, al pie del monte Cronos. A él se accede a través de un pasaje de piedra abovedado construido con posterioridad, ubicado bajo la terraza de los tesoros y que también, sirvió para que los atletas entrasen a las pista donde se desarrollaban las competiciones.
No se conoce con exactitud la fecha en que se construyó el estadio. Lo que si se ha podido determinar, es que al menos hubo otros dos anteriormente que ocupaban el mismo lugar.
La pista de carreras mide 212,54 m (697,3 pies) de largo y 28,5 m (94 pies) de ancho, medidas de las que precisamente deriva el término estadio. A día de hoy, está rodeada por bancales de hierba, aunque en la antigüedad los asientos estaban hechos de barro.
En el lateral sur de la pista, se encuentran los restos de la plataforma de piedra donde se sentaban los jueces, mientras en el opuesto, aún sobrevive la base del altar donde se alzaba una estatua de Deméter, diosa griega de la agricultura. Para entonces, el estadio llegó a tener una capacidad que podía albergar a 50.000 espectadores.
Aquéllos quienes deseen profundizar en la historia de las olimpiadas, pueden visitar también el Museo de Historia de los Juegos Olímpicos, ubicado en el centro de Olimpia, donde se narra la historia de más de mil años de los Juegos Olímpicos. Para más información podéis visitar su página web oficial.
El Museo de Olimpia, es sin duda uno de los más interesantes dedicados a la arqueología en el Peloponeso, de indudable visita como complemento a nuestro itinerario por el santuario.
En él, se exponen numerosos hallazgos encontrados por los arqueólogos durante las excavaciones del Santuario de Olimpia, que incluye objetos ofrecidos a Zeus, elementos decorativos y escultóricos procedentes de los tesoros, piezas talladas por Fidias y los conjuntos escultóricos del templo de Zeus.
El yacimiento arqueológico del Santuario de Olimpia y el museo pueden visitarse durante todo el año excepto los días 1 de enero, 25 de marzo, 1 de mayo, Domingo de Pascua y los días 25 y 26 de diciembre. El horario de visita es de 8:00 a 20:00 horas (última admisión a las 19:45 horas).
Sin embargo, durante el invierno y en determinados días del año, el recinto permanece abierto solamente en horario reducido el cual puedes consultar en su página web oficial.
El precio de la entrada es de 12 euros (precios 2020) y 6 euros la reducida, que permite acceder al Santuario de Olimpia y al Museo Arqueológico. La entrada debe comprarse en las taquillas ubicadas junto a la puerta de ingreso al recinto.
Los días de acceso gratuito al yacimiento son los siguientes:
La mejor manera para llegar a Grecia desde el extranjero es el avión. El aeropuerto de Atenas (Atenas Eleftherios Venizelo) es el más importante y transitado en todo el país.
En él operan las principales aerolíneas del continente, entre ellas Iberia, Ryanair o las helenas Aegean Airlines y Olympic Air. Podrás encontrar vuelos directos a bajo coste desde algunas de las principales ciudades de Europa, entre ellas Barcelona o Madrid.
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Hay dos rutas distintas para llegar hasta Olimpia desde la ciudad de Atenas:
Una vez en Olimpia, es muy sencillo encontrar aparcamiento dentro de la ciudad, pues se trata de un pueblo pequeño. También hay una zona de estacionamiento gratuito junto al yacimiento del santuario.
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El transporte público no es uno de los puntos fuertes del país heleno. Sin embargo, quienes pretendan ir a Olimpia desde Atenas en autobús, deben saber que éstos parten de la Terminal A (Kifissou 100) a las 9:30 y a las 12:30 horas. El tiempo de trayecto es de 5:30 horas.
La diminuta ciudad actual de Olimpia se encuentra ubicada bajo la falda de la colina de Cronos, a unos 10 minutos a pie de los yacimientos. El pueblo se articula en torno a la avenida Praxitelis Kondilis, donde se encuentran ubicados la mayor parte de hoteles y restaurantes.
Nosotros nos alojamos en la Pensión Posidón, donde disponen habitaciones triples, dobles e individuales amplias, con desayuno y recepción 24 horas. Está situado en una calle paralela a la avenida principal en pleno centro de Olimpia.
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