VISITANDO KALSOY Y EYSTUROY – LA KÓPAKONAN Y LOS ACANTILADOS DEL NOROESTE
Publicado 20 ABR 2024
Nuestro tercer día de ruta por las Islas Feroe comienza en el muelle de Klaksvik, en la Isla de Bordoy. Con sus aproximadamente 4.500 habitantes y en forma de herradura, la ciudad está encajonada en una estrecha bahía frente a la Isla de Kunoy.
La estratégica ubicación del muelle protegido por su ensenada y la excelente situación geográfica de la ciudad, convirtió Klaksvik en un puerto invernal para barcos de gran calado donde se comenzaron a establecer las familias de los pescadores. Ello, hizo que su población creciera rápidamente hasta mediados del siglo XX, convirtiéndose en el año 1940 en la segunda ciudad más poblada en todas las Islas Feroe.
Curiosamente la ciudad, además de acoger en la actualidad el principal puerto pesquero del país, alberga la única empresa feroesa dedicada a la producción de cerveza la cual, no dudamos en visitar.
1. QUÉ VER EN LA ISLA DE KALSOY
FARO DE KALLUR
El único motivo por el que hemos venido hasta Klasvik, es embarcar hacia la Isla de Kalsoy, solamente conectada mediante el transbordador que en apenas 20 minutos cruza el fiordo de Kalsoyarfjørður.
Nada más desembarcar en el muelle de Siðradalur, conocimos a Nacho y Josune, una pareja de españoles que hacían autostop junto al embarcadero, con quienes compartiríamos el resto del día y a quienes por su puesto espero que les guste mi diario.
Kalsoy es la isla que en forma de flauta, queda ubicada en la zona más occidental de islas menores al norte del país. Las cuatro pequeñas aldeas que se hallan en la isla, se encuentran conectadas por una única carretera que la atraviesa de norte a sur.
En una de estas pequeñas aldeas conversamos con un apenado campesino, quien de forma temblorosa describía como en tiempos pasados, los barcos venidos de otros lugares desembarcaban en la isla para secuestrar a las mujeres que la habitaban. Por ello, al quedarse habitada solamente por hombres, el islote es conocido como la «Isla de las Hombres».
En la punta norte Kalsoy, se encuentra la diminuta aldea de Trøllanes y sus 20 habitantes. El nombre de este pequeño puerto de pescadores hace alusión a una antigua leyenda de trolls.
Junto a él, comienza un sendero sin señalizar que bordeando la montaña llega hasta el faro de Kallur, uno de los lugares más fotogénicos en todo el país. Si la niebla y los fuertes vientos lo permiten, es posible continuar por un estrecho despeñadero hasta el final del cabo, el mejor lugar para contemplar el impresionante acantilado que secciona la montaña por la mitad.
KÓPAKONAN Y LAS LEGENDARIAS MUJERES CON FIEL DE FOCA
A seis kilómetros de Trøllanes, elevado sobre un escarpado acantilado se encuentra el pequeño pueblecito de Mikladalur, lugar que encierra la más conocida de las leyendas en las islas Feroe.
Aquí, junto al muelle de esta pequeña aldea de cuento de hadas, se encuentra la Kópakonan, lo que literalmente significa mujer foca. Se trata de una antigua estatuilla carcomida por el salitre, origen de la leyenda que antes mencioné.
La bonita escultura de la mujer se halla en un privilegiado lugar, ubicado bajo el acantilado y una bonita cascada. Los días de tempestad, hacen que el fuerte oleaje y la inquietante imagen de la «selkie» delante de la silueta de las islas del norte, configuren una tenebrosa y sobrecogedora imagen.
2. QUÉ VER EN LA ISLA DE EYSTUROY
FUNNINGUR
En compañía de nuestros nuevos amigos Josune y Nacho, y al coincidir ambos itinerarios previstos en el mismo día, nos dirigimos hacia el norte de la isla de Eysturoy.
Una carretera panorámica discurre por el lado occidental del fiordo de Funningsfjørdur, que posteriormente asciende a través una empinada carretera que zigzaguea en dirección a la colina de Slættarantindur, cuyos 882 metros de altitud, lo convierten en el punto más alto de las Islas Feroe. Su nombre literalmente traducido al feroés significa «cumbre plana», a cuya cima es posible ascender y desde la cual, si la climatología lo permite es posible divisar todas las islas del país.
La niebla que repentinamente comenzó a llegar, nos impidió poder ver la montaña de Slættarantindur. Lo que la nubosidad si que nos permitió, fue atisbar la diminuta aldea de Funningur, donde según la tradición, sobre el año 800 se asentó el primer vikingo para colonizar las Feroe. En la distancia, la aldea parece estar encerrada entre el mar y dos escarpadas laderas.
GJÓVN, UN BONITO CAÑÓN QUE SURGE DEL MAR
Extendida en un extremo del valle de Ambadalur, al norte en la isla de Eysturoy, se encuentra la diminuta aldea de Gjóvn. Cuenta con unos 50 habitantes, una iglesia a orillas del mar y las tradicionales casitas con tejadillos de hierba.
En el pueblo también se encuentra uno de los mejores puertos naturales en las Islas Feroe, el cual desde tiempos remotos, ha subsistido por la venta de pescado seco y salado. Según datos estadísticos, es uno de los lugares en todo el país donde el éxodo a poblaciones mayores ha sido mucho más importante. Como cifra reveladora de todo ello, la escuela que llegó a ser utilizada hasta por 50 alumnos, solamente cuenta con tres escolares inscritos en la actualidad. Además, más de la mitad de sus 50 viviendas se hallan sin habitar.
Próxima a la capilla, una escultura de una madre y dos niños mirando hacia el horizonte, representa a los pescadores perdidos en el mar. En ella, aparecen inscritos los nombres y edades de las personas desaparecidas desde finales del siglo XIX hasta comienzos del siglo XX.
Al borde de Gjógv, siguiendo el cauce del río que la atraviesa, se llega hasta una bonita fisura de 200 metros de longitud que concluye en el mar y cuyas paredes acantiladas, son frecuentadas por numerosos frailecillos en época de anidación. A través de una desvencijada rampa de madera que sirve como embarcadero, es posible descender hasta lo más profundo de la garganta y explorar parte de ella desde su interior.
También se puede transitar el acantilado a través de un sendero que la recorrer por la parte superior del precipicio, hasta alcanzar el extremo más alejado que es bordeado por el océano. Desde aquí, las intensas tonalidades azul turquesa visibles en el mar son mucho más llamativas.
La Gorga, sobrenombre por el que es conocido el desfiladero, constituye un paisaje natural espectacular. Se trata de una de las atracciones más conocidas en las Feroe.
LOS ISLOTES DE RISIN Y KELLINGIN
Cerca de Gjóvn, a través de la carretera que conduce hacia la punta noroccidental de Eusturoy, comenzamos a divisar en el horizonte los legendarios islotes de Risin y Kellingin. Bañados por las frías aguas del Atlántico, los pudimos ver el día anterior desde la playa de Tjørnuvik.
Con la incertidumbre de poder ver de cerca las legendarias criaturas petrificadas, decidimos acercarnos hasta Eiði, una pequeña aldea resguardada tras el istmo que parcialmente bloquea la entrada del fiordo de Sundini.
Al final del pueblo, un sendero avanza bajo el acantilado hasta llegar a una bonita cascada, otras más entre las tantas que vimos con caída al mar. El bonito salto de agua impide continuar avanzando y desgraciadamente en este lugar, aún no son visibles los islotes que quedan ocultos tras una montaña.
Sin embargo, desde la parte superior del acantilado, es posible continuar junto a la cerca de una granja de ovejas que se encuentra ladera arriba. Pegado a ella, se puede atravesar de manera sencilla el arroyo que forma la cascada desde la parte superior. Por fortuna, poco a poco, junto a un maravilloso atardecer como telón de fondo las dos criaturas petrificadas se comienzan a descubrir.
El día llegaba a su fin, y el bonito atardecer junto a los trolls petrificados de Risin y Kellingin parecían poner el colón final. Pero nada más lejos de la realidad, un bonito arcoiris que apareció junto a la iglesia de la aldea de Eiði, y los últimos rayos de sol en el crepúsculo despuntando tras las colinas del norte de Strymoy, nos regalaron imágenes tan bellas como las que puedes ver.
3. CÓMO LLEGAR A KALSOY
Para llegar a Kalsoy, lo primero que debes hacer es dirigirte a la ciudad de Klaksvik, y una vez te encuentre allí, buscar el muelle de ferrys. No tiene pérdida ya que se encuentra muy bien señalizado.
Una vez en el muelle, hay que tomar el ferry nº 56 que conduce a Syðradalur, un pequeño puerto situado en la costa este de Kalsoy. Los barcos funcionan durante todo el día y con diferente frecuencia en función del día de la semana. Aquí puedes consultar la tabla de horarios.
El trayecto es de aproximadamente 20 minutos. Te recomendamos que previamente consultes la hora de las salidas, pues si quieres cargar tu coche, deberás que estar en el muelle como mínimo con 15 minutos de antelación.
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