RUTA EN BICICLETA POR EL SALIENTE DE YPRES – RECUERDOS DE LA I GUERRA MUNDIAL
Pasaporte Nómada
1. Qué ver en el saliente de Ypres
- Cementerio Essex Farm
- Deutscher Soldatenfriedhof
- Broding Soldier Memorial y New Zeland Memorial
- Cementerio de Tyne Cot
- Museo conmemorativo Passchendaele 1917
- Museo del Cráter Hooge y museo de la Colina 62
- Trinchera Bayernwald
- La tregua de navidad
Corría el año 1914. Las tensiones coloniales sobre todo en el norte de África, hacían aumentar el nerviosismo entre las grandes potencias europeas. Como una bomba de relojería, el corazón de Europa estaba apunto de detonar.
28 de junio de 1914. Gavrilo Princip, un joven militar perteneciente a una organización nacionalista, asesinaba en Sarajevo al Archiduque Fernando Francisco de Austria, estallaba así la Primera Guerra Mundial.
Lo que vino después todos lo conocemos. En torno a 70 millones de militares movilizados, más de nueve millones de combatientes fallecidos, millones de heridos y desplazados que perdieron sus hogares, ciudades enteras devastadas. Una herida que continuó sangrante incluso una vez firmado el Armisticio de Versalles el 28 de junio de 1919.
El frente occidental, se convirtió en una mortífera ratonera para los combatientes y las kilométricas trincheras, se extendían desde el Mar del Norte hasta Suiza.
En la línea oriental, ya habiendo invadido Bélgica y Luxemburgo, el ejército alemán planificaba la acometida. Mientras, en la línea occidental, separados por una delgada franja de apenas 25 metros las trincheras de la Triple Entente. Soldados británicos y franceses contrarrestaban la ofensiva alemana.
Concretamente en el saliente de Ypres, millares de soldados perecieron durante la batalla y la ciudad, que se había convertido en uno de los motores de la industria textil, quedó completamente devastada. La primera batalla de Ypres, frenó el avance alemán hacia el mar del Norte y se saldó con miles de víctimas mortales entre octubre y noviembre de 1914 en las gélidas trincheras del saliente.
Durante meses, ambos bandos permanecieron atrincherados sin tener lugar avance alguno por ninguno de los dos frentes. En la primavera de 1915, ya con soldados canadienses y australianos en las líneas aliadas, por primera vez en la historia se lanzó un ataque empleando gas venenoso con fines miliares.
El gas tóxico lanzado por los alemanes en las proximidades de la población de Langhemark, diezmó al ejército aliado, incluso tuvo repercusiones graves en parte del ejército alemán. A partir de ese momento, el empleo de máscaras de gas fue fundamental para el desarrollo de la batalla.
Entre junio y noviembre de 1917, otro fatídico enfrentamiento se saldó con más de medio millón de fallecidos al norte de Ypres. Cerca de Pascchandalle, tuvo lugar la tercera batalla de Ypres o batalla del fango.
Hoy, las amapolas tiñen de rojo los sonrientes alrededores de Ypres que camuflan las cicatrices del pasado. Pero el silencio que se cierne sobre ellos, nos invita a retrotraer la imaginación al sufrimiento de las personas que algún día, buscaron cobijo entre el fango durante aquellos gélidos inviernos.
Si tu también quieres vivir una experiencia similar a la nuestra, en esta RUTA EN BICICLETA POR EL SALIENTE DE YPRES – RECUERDOS DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL encontrarás toda la información que necesitas, así como un itinerario detallado para conocer los alrededores de la ciudad, un nostálgico lugar cargado de sensaciones y emociones inolvidables ¿Preaparados para la batalla? ¡Vamos allá!.
1. Qué ver en el saliente de Ypres
El gélido invierno del mes de febrero se cierne al caer la noche sobre la ciudad. No ha sido fácil llegar hasta Ypres, las vías del tren se encontraban cortadas en Menen, localidad fronteriza con Francia, donde me encontré con una improvisada espera hasta la llegada del autocar que suplía el servicio ferroviario.
Una vez en Ypres, los amables propietarios del modesto hotel Heerlyckheid me han dado la bienvenida y en su compañía, en la zona de restaurante, he pasado unas horas muy agradables antes de subir a la habitación para descansar.
Nosotros, hemos alquilado una bicicleta en el hotel ambrosia para recorrer el saliente de Ypres, ya que consideramos que de esta manera nos inmiscuiremos de manera más profunda en los escenarios de la batalla.
Sin embargo también puedes reservar un coche de alquiler, o contratar una excursión guiada desde alguna de las ciudades cercanas. En este enlace, encontrarás todos los tours guiados por el saliente desde otros lugares como Brujas, Bruselas e incluso desde París.
El saliente, es una pequeña elevación en el terreno ubicada en la zona occidental a las afueras de Ypres, donde tuvieron lugar algunas de las batallas más mortíferas de la Primera Guerra Mundial. Aquí, miles de recuerdos rememoran las crueles y sangrientas batallas que se libraron durante el fatídico conflicto.
Es fácil encontrarse con metralla o restos de proyectiles, cráteres en el terreno provocados por el impacto de obuses, búnkeres de hormigón y los tradicionales cementerios militares.
Una red de carril bici y senderos perfectamente señalizados, permiten recorrer todos y cada uno de los lugares de interés de la zona. Además de alquilar la bicicleta, en el hotel ambrosia también he podido comprar un mapa con indicaciones de los caminos y cada uno de los lugares que deseo visitar.
Cementerio Essex Farm
Essex Farm, es un pequeño pero conmovedor cementerio de lápidas blancas, con las que rápidamente me acostumbraría a convivir a lo largo de mi trayecto por el saliente de Ypres.
Contiguo, frente a las lápidas, hay un pequeño búnker canadiense que fue empleado durante la contienda como puesto de socorro. Aquí, en el año 1915, el médico canadiense John McCrae escribiría los conocidos versos del poema “en los campos de Flandes”, tras haber enterrado a un amigo fallecido en la guerra. En el espeluznante y sombrío interior del búnker de piedra, yacen coronas de flores y otros conmovedores recuerdos en memoria a los caídos durante el trascurso de la batalla.
Tras visitar el cementerio, retomo el sendero en dirección norte hasta llegar a una pequeña presa, donde el camino se bifurca y vira al este hasta cruzarse con la carretera principal, lugar por donde prosigue mi ruta por el saliente.
En este punto, a través de una carretera que vuelve a la ciudad se llega hasta las reconstruidas trincheras de Yorkshire. Yo sin embargo, continúo por el mismo camino que prosigue entre cercas de ganado, hasta que comienzo a distinguir en la lejanía la silueta del campanario de la pequeña población de Langemark, lugar hacia el que me dirijo.
Deutscher Soldatenfriedhof
Langemark es una minúscula villa ubicada al norte de Ypress, en cuyas proximidades tuvieron lugar los primeros ataques con gas venenoso en la primavera de 1915. Al norte del pueblo, localizo el segundo punto de interés que he señalado en mi itinerario, el cementerio militar alemán Deutscher Soldatenfriedhof.
Este oscuro y sombrío cementerio, es dominado por una sobria estatua en piedra de cuatro soldados alemanes, convirtiéndose en el segundo más grande del saliente y uno de los más sobrecogedores del lugar. Su sobriedad evidencia el más puro estilo alemán y en él, yacen los cuerpos de 44.000 soldados alemanes de los cuales, 25.000 se encuentran enterrados en una fosa común frente a la entrada.
La frigidez que transmite este taciturno lugar es estremecedora. El silencio aquí, solo es interrumpido por el aleteo de los cuervos quienes ronronea entre lápidas y coronas florestes. El cementerio, es mantenido por la Deutsche Volksbund Kriegsgräberfürsorge, una asociación dedicada de forma exclusiva para los efectos.
Broding Soldier Memorial y New Zeland Memorial
El carril bici de la carretera que conduce a Zonnebeke, al igual que cualquier otro de la región, parece ser lo suficientemente seguro como para continuar mi ruta por el saliente de Ypres a través de él. Parece ser que no soy el único que ha elegido esta soleada mañana de domingo para en bicicleta, ver todos y cada uno de estos interesantes lugares en los alrededores de Ypres.
Y es que mis paradas en algunos lugares, comienzan a coincidir con las de un grupo de alemanes que parecen estar realizando una ruta similar a la mía. Tímidamente, sonríen al verme de nuevo descansado cerca del cementerio.
Aproximadamente a dos kilómetros por la carretera de Zonnebeke, me detengo junto al Broding Soldier Memorial. Un impresionante monumento erigido en 1922 en estilo art decó, que recuerda la participación de los soldados canadienses en la contienda, mientras tuvieron lugar los dos primeros ataques con gas venenoso los días 22 y 24 de abril de 1915.
Muy cerca en dirección al pueblo de Passandalle, se encuentra otro monumento conmemorativo de especial relevancia. En este caso, se trata de un imponente obelisco alzado en memoria a los soldados neo zelandeses caídos en la famosa batalla de Broodseinde el 4 de octubre 1917.
Cementerio de Tyne Cot
La ruta por el saliente continúa por un terreno algo más ondulado, adentrándome en la zona donde tuvo lugar la aterradora batalla de Passandalle, una de las más sangrientas de la contienda. El combate, transcurrió entre el terrorífico fango en que se convirtieron los devastados terrenos de próximos a la ciudad.
Las inmaculadas lápidas de color blanco, algunas de ellas sin nombres en sus superficies, se suceden continuamente hasta llegar a Tyne Cot, posiblemente el lugar más emotivo de todo el saliente.
Tyne Cot, es un silencioso y sobrecogedor lugar que transmite un profundo y sentido respeto. Se trata del cementerio de guerra más grande de la Commonwealth, donde un total de 11.956 lápidas de mármol, se alinean en cientos de hileras acotadas por un muro semicircular. El muro, resulta ser un homenaje a 34.857 de los soldados desaparecidos en el conflicto, cuyos nombres se encuentran inscritos en sus paredes.
Como dato revelador de la magnitud de la tragedia, cabe destacar que dos de cada tres lápidas no tienen nombre. Actualmente, una agencia local de Ypres a petición expresa de los familiares, se encarga de localizar las tumbas donde se hallan soldados fallecidos durante la guerra.
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Museo Conmemorativo Passchendaele 1917
Tras pasear entre las impolutas lapidas del cementerio y reflexionar sobre las dimensiones del infortunio, conmovido por tan silencioso lugar recorro los apenas tres kilómetros que me separan de la pequeña población de Zonnebeke.
En el centro de este pequeño pueblo, encuentro uno de los museos de guerra más interesantes del saliente, el Museo Conmemorativo Passchendaele 1917, el cual deseo visitar desde hace tiempo. Singularmente, se trata de una enorme mansión frente a un bonito lago, que fue construida en 1922 sobre las ruinas de un antiguo castillo destruido en la Primera Guerra Mundial.
En su interior, se exhibe una extensa y bien conservada colección de atuendos militares, armamento, munición y otras curiosidades, sin pasar por alto el sobrecogedor y ecalofriante repertorio de máscaras de gas reales que fueron usadas durante la batalla. Además, podemos experimentar la sensación del fuerte olor a gas utilizado en los ataques, mediante unos pequeños inhaladores que simulan la situación real en los combates.
Junto a las exposiciones, unos cortometrajes con explicaciones e imágenes reales, rememoran el discurrir de la batalla en las trincheras. Pero es al descender al sótano de la mansión, donde la recreación de una trinchera cubierta y perfectamente ambientada con sonido de artillería reproduce como era el día a día en sus profundidades. En el jardín, se encuentra una trinchera auténtica por donde también podemos pasear.
Museo del Cráter Hooge y el Museo de la Colina 62
Aproximadamente a cinco kilómetros de Ypres, por la carretera N8 en dirección a Menen, hay otros dos museos de guerra también muy importantes e interesantes. Nosotros, por falta de tiempo no los pudimos ver, aunque los comentarios que oímos sobre ellos pintaban bastante bien.
El Museo del Cráter Hooge, instalado en una vieja capilla en cuyo interior, exponen una extensa colección de uniformes militares, armas, munición y otros recuerdos de guerra. Contiguo, se encuentra el cráter que le otorga el nombre al museo, el cual fue originado por explosiones de zapadores británicos. Hoy, es ocupado por un bonito estanque ideal para relajarse.
Para llegar al Museo de la Colina 62, es necesario desviarse hacia la derecha por una carretera sin salida unos 700 metros antes de llegar al Cráter Hooge. El museo, es propiedad del nieto de un granjero a quien pertenecieron las tierras con anterioridad a la guerra. Al finalizar el conflicto, cuando la población regresó a la ciudad, el granjero recupero sus terrenos y decidió conservar las trincheras, las cuales durante el conflicto pertenecieron línea canadienses.
Además del pequeño y caótico museo donde podemos ver pistolas, cascos, ropas Y fotografías reales, se pueden ver las zanjas excavadas en el terreno que tan solo fueron limpiadas y vaciadas por sus propietarios. Por ello, según dicen, son el mejor ejemplo de una trinchera real de la época. Además, en el jardín se pueden ver los restos de un árbol bombardeado.
Trinchera Bayernwald
Otra línea de trincheras bastante representativas son las conocidas como Bayernwald Trench. En este caso, se trata de una línea alemana se que encuentra al sur del saliente, muy cerca de la pequeña población de Wijtschate.
Aquí además, también podemos encontrar cuatro búnkeres alemanes y un pozo de extracción. Sin duda, se trata de uno de los lugares más anecdóticos en todo el saliente de Ypres, pues se trata de la línea de trincheras desde donde Adolf Hitler vivió la contienda.
Éstos, no son sino algunos de los estremecedores vestigios de la Primera Guerra Mundial que podemos encontrar en los alrededores de Ypres. Un total de 150 cementerios militares, otros tantos monolitos y placas conmemorativos y casi una veintena de museos , convierten el saliente en recuerdo vivo de la tragedia.
Pero entre tanta desesperación e infortunio, hay un lugar muy especial donde la masacre de la guerra dejó un espacio para la esperanza. Un lugar mágico donde en su día, los sueños de muchas personas se hicieron realidad.
La tregua de navidad
La primera navidad en el frente se aproximaba y ante la llegada de tan señaladas fechas, el Kaiser Guillermo II de Alemania hizo llegar árboles de navidad a los soldados del frente alemán. Mientras, desde Londres y París también llegaban regalos a las tropas aliadas.
24 de diciembre de 1914, víspera de Navidad, los soldados alemanes en sus trincheras parecían evadirse momentáneamente del terror de la guerra. Mientras cantaban, esgrimían los árboles de navidad que les habían hecho llegar desde Berlín. Apenas a 25 metros, en el bando enemigo, los soldados aliados combatían las gélidas temperaturas del crudo invierno bebiendo wisky y otros licores. Sin embargo, en la lejanía, éstos comenzaron a distinguir la emotiva melodía de “Noche de Paz” procedente de las trincheras enemigas. Entonces, al unísono y en inglés, los soldados aliados comenzaron también a entonar el mismo villancico.
Pero de pronto un milagro se hizo realidad. Un soldado alemán, con la mirada fija al frente, desarmado y empuñando uno de los árboles de navidad, salió de su trinchera y se dirigió a territorio de nadie mientras continuaba recitando la emotiva melodía. Los soldados franceses y británicos, confusos, no daban crédito a lo que veían y tras comprender el significado de tan valeroso acto, no dudaron en salir de las trincheras y dirigirse al lugar donde se encontraba su enemigo.
En pocos minutos, unos y otros soldados de ambos bandos, quienes minutos antes se estaban matando, comenzaron a abrazarse y narrar historias entre ellos. Compartían regalos, se ofrecían tabaco, wisky y otros recuerdos. Al descubrir los cuerpos que yacían inertes de algunos de sus compañeros, ambos bandos, unidos, comenzaron a enterrarlos bajo un sepulcral respeto mientras se recitaba un fragmento del salmo 23.
Los ecos de los sucedido, comenzaron a extenderse a lo largo de las trincheras y la repentina e inesperada tregua se propagó a otros lugares del frente. Pero no quedó todo ahí, según relata el teniente alemán Nieman, un soldado escocés, ataviado con una de las faldas típicas escocesas, apareció cargado con un balón y soldados de uno y otro bando comenzaron a disputar un partido de fútbol sobre el terreno congelado. Marcaron los límites del campo e hicieron sus porterías con ropas, cascos y otros instrumentos. El partido, como no podía ser de otro modo, resultó tres goles a dos a favor de los alemanes. Incluso uno de los combatientes germanos, mencionó haber jugado en un tal Bayern de Münich, aunque para entonces, nadie conocía la existencia de ese equipo.
Hay constancia de otros muchos partidos que se disputaron en otros lugares del frente y en algunos puntos, la tregua llegó a prolongarse incluso por varios días. Cuando lo ocurrido llegó a oídos de los Generales en Berlín y Londres, éstos ordenaron relevar a los oficiales que habían participado en la tregua, incluso muchos de ellos fueron asesinados.
Hoy, en el sur del saliente algunos recuerdos y monolitos, rememoran la escena en algunos de los lugares donde se disputaron los mencionados partidos de fútbol. Lugares, donde se cumplieron los sueños de aquellos soldados un día de navidad. Lugares, donde algún día un milagro se hizo realidad.
2. Qué ver en la ciudad de Ypres
Conmovido y cargado de fuertes emociones, retorno por la carretera principal ya hacia la ciudad de Ypres. El silencio de los soleados campos que atravieso, parece querer hacerme reflexionar sobre el pasado que bajo ellos se oculta mientras fatigado, continúo pedaleando sobre mi bicicleta.
Pero aún no quiero dar por finalizada mi vista. Un emotivo homenaje tiene lugar diariamente en la Puerta de Menin, a escasos metros de la Groter Markt de Ypres, en pleno centro de la ciudad. Este espléndido monumento de guerra, fue inaugurado el 24 de julio de 1927 en memoria de los soldados de la Commowealth fallecidos en el saliente de Ypres y que sus tumbas se hallan desconocidas.
El monumento se encuentra ubicado en la salida este de la ciudad, desde donde miles de soldados partieron rumbo a las trincheras del frente los cuales muchos de ellos, nunca jamás regresaron a sus hogares. En sus paredes, se encuentra tallados 54.896 nombres de soldados de la Commonwealth cuyos restos mortales nunca fueron encontrados. Los otros 34. 857 nombres de soldados cuyas inscripciones no cabían en las paredes de la Puerta de Menin, son los que se encuentran tallados en las paredes de Tyne Cot.
Aquí, desde 1928 a las 20:00 horas, todos y cada uno de los días del año tiene lugar un conmovedor y respetuoso homenaje a los caídos en la Primera Guerra Mundial. El tráfico se detiene y la gente, guarda un absoluto respeto mientras tiene lugar el toque de corneta. El emotivo homenaje, prosigue guardándose un sentido minuto de silencio y a continuación, se deposita una corona de flores en memoria a los caídos. El acto, corre al cargo de una asociación de familiares de fallecidos durante la Primera Guerra Mundial.
Mañana del 28 de febrero de 2016, el amable propietario de mi hotel se ha comprometido para acompañarte en su coche hasta la estación tren. Por suerte para mí, el tráfico ferroviario se ha restablecido y ha vuelto a la normalidad, por lo que podré continuar con mi camino de vuelta hacia Bruselas sin problema alguno.
Pero antes de abandonar la ciudad, quiero acercarme a la Grote Markt para admirar el impresionante Lakenhsll. El Lakenhall, (Lonja de Paños de Ypres) es un simbólico edificio medieval del S. XIII, que cuenta con un campanario de 70 metros de altura y que fue construido como mercado y almacén de lana, lo que revela la gran importancia que en aquello época tenía la ciudad en lo que a la industria textil se refiere.
El monumental edificio, fue erigido junto al Ieperslee, un río hoy desaparecido por donde en la antigüedad, los barcos navegaban hasta la ciudad para descargar las bobinas de lana. El Lakenhall, fue destruido prácticamente en su totalidad durante los bombardeos de la Primera Guerra Mundial, y tras ella, sufrió un severo proceso de reconstrucción que finalizó en 1967.
Actualmente, la primera planta del edificio alberga el In Flanders Field, museo que ofrece representaciones interactivas sobre la Primera Guerra Mundial, Su entrada, además permite el acceso a otros tres museos de menor relevancia en la ciudad. Cerca de aquí, se encuentra la oficina de Turismo de Ypres.
3. Cómo llegar a Ypres
Cómo llegar a Ypres en tren desde Bruselas
La forma más cómoda, rápida y económica para llegar hasta Ypres desde Bruselas es el tren. Para ello, debemos hacer trasbordo en la estación de Gent-Sint-Pieters (Gante), cambiar de vía y desde allí, tomar el tren con destino hasta Poperigne.
El servicio ferroviario en Flandes, muy puntual y de absolutas garantías, es prestado por SNCB. Hay que adquirir un billete de 2,20 euros para las mascotas, a no ser que vaya en un transportín debidamente homologado.
Viajar con bicicleta (salvo que sea plegable que en este caso es gratuita) cuesta 5 euros. Aunque se puede circular con ella por 8 euros de forma ilimitada durante todo el día. Los billetes pueden comprarse en las ventanillas de atención al público de las estaciones ferroviarias, las máquinas expendedoras solamente funcionan con tarjetas bancarias emitidas en Bélgica.
Cómo llegar a Ypres desde Brujas y Gante
Para llegar a Ypres desde Gante, tal y como dije anteriormente, solamente es necesario tomar el tren directo hasta Poperigne y bajar en la estación de Ieper (en flamenco) o Ypres (en francés), la penúltima de la línea.
Para hacerlo desde la ciudad de Brujas, debemos ir hasta Kortijk y allí tomar el tren directo hasta Poperigne. También podemos tomar los autobuses nº 94 o 95 hasta Roeselare y después el tren. El servicio de autocares en la región de Flandes es prestado por De Lijn.
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2 Comments
Hola, Amberes es muy bonito, pero si le gusta la historia de la IGM sin duda merece la pena. Ademas supongo que visitareis Gante y Brujas, es buena idea que cambies de tercio por hacer un repaso a la historia en el saliente de Ypres.
Hola Jardinero, muchas gracias por tu comentario.
En nuestra ruta por flandes visitamos también Amberes, Gante y Brujas efectivamente. Viniendo a Ypres nos salimos un poco de lo habitual, y realmente nos gustó muchísimo la historia de este lugar. Un saludos