Aldeas de ensueño, puertos pesqueros, playas desiertas y acantilados vertiginosos iluminados por la haz de sus faros. La costa occidental asturiana esconde paisajes abruptos, inolvidables, inhóspitos y solitarios, donde poder disfrutar de uno de los road trips más accesibles, desconocidos y hermosos de la costa norte de España.

En ella descubriremos numerosas leyendas, gozaremos de su indomable naturaleza, el temperamento del litoral y reflexionaremos sobre la historia y el rigor de los marineros, quienes desde eras lejanas hasta tiempos presentes, arribaban a sus embarcaderos arreciados por el temporal.

Por todo ello y muchísimo más, en nuestro artículo de hoy RUTA POR LA COSTA OCCIDENTAL DE ASTURIAS – LOS PAISAJES SECRETOS DEL PRINCIPADO, vamos a describir un itinerario ineludible por los acantilados del norte de España, imprescindible para los amantes de los paisajes salvajes que nos brinda nuestro planeta. ¡Comenzamos!

Nuestro itinerario por la costa occidental asturiana, fue planeado para llevarlo a cabo en tres días y poder disfrutarlo con tranquilidad, aunque podréis hacerlo también en un tiempo inferior.

Es excelente para comenzar tras visitar la animada ciudad de Gijón, recorrer sus fabulosos restaurantes y sidrerías, para después proseguir hasta la costa gallega y finalizar visitando uno de los parajes más bellos del norte de nuestro país, la Playa de las Catedrales.

Recomendamos llevarla a cabo en coche propio, pues el transporte público en ocasiones, no alcanza algunos de los lugares que en ella os vamos a describir. De esta manera demás, tendréis la oportunidad de explorar por vosotros mismos, lugares que aún ignoramos y que nos quedan por descubrir. ¡Admitimos propuestas para nuestro próximo itinerario!

 

 

 

 

Próximo al puerto marítimo de Candás y alzado sobre un escarpado promontorio, el también conocido como faro de San Antonio, ilumina la costa sirviendo de guía para los navíos desde el año 1917.

Un hecho significativo revela la trascendencia estratégica desde este lugar, pues a escasos metros del faro, en el año 1770 se estableció una batería costera formada por tres cañones para proteger la bahía de los corsarios ingleses.

Con el paso del tiempo uno de ellos se precipitó al fondo marino, por lo que a fecha de hoy solamente sobreviven los otros dos, aún expuestos en sus emplazamientos originales, custodiando simbólicamente las inmediaciones del puerto.

 

 

 

A medio camino entre Candás y la punta del cabo de Peñas, nos encontramos con una de las villas de tradición pesquera más importantes de la provincia, Luanco.

Las apacibles calles de esta aldea, afanada entre la tradición y el turismo que sostiene sus bares y restaurantes, son la excusa perfecta para no eludir su visita aunque el temporal nos impida disfrutar de sus playas.

Junto a una de ellas se encuentra la iglesia de Santa María de Luanco, ubicada frente al Palacio de los Menéndez Pola, una de las familiares nobiliarias más importantes de la zona. Aunque en la actualidad, su pésimo estado de conservación no hace eco de su pasado cargado de esplendor.

De camino al puerto, proyectada por esta acaudalada familia se encuentra la torre del reloj, la cual desde el año 1705 sirvió como almacén, polvorín e incluso como presidio. A espaldas de ella, decorada con motivos marineros y teñida de color salmón, queda ubicada una de las fachadas más fotogénicas y pintorescas de la villa, donde incluso pudimos conocer al marinero que todavía la habita. Uno de aquéllos que aún usa pipa y chapela, que genera nostalgia y nos retrotraerá a tiempos pasados.

 

 

 

 

De inexcusable visita, el cabo de Peñas es uno de los lugares estratégicos más impactantes de la costa asturiana, donde poder reflexionar sobre la supremacía de la madre naturaleza y contemplar la furia del mar agitado por los vientos del norte.

Ubicado en los confines más septentrionales de Asturias, se encuentra este soberbio y escarpado acantilado que supera incluso los 100 metros de altura. Además de sus excepcionales vistas también es posible visitar las entrañas del faro, el más grande de la región, así como su centro de interpretación del medio marino.

Si el temporal no arrecia y el viento nos los permite, a través de un sendero, trepando sobre las rocas y desafiando al estrecho desfiladero por el que debemos cruzar, es posible alcanzar el extremo de norte del promontorio. Aquí, se alza una cruz junto al memorial que recuerda a los marineros sepultados bajo las aguas. ¡Ojo! Exploración no apto para aprensiv@s.

 

 

 

 

La vertiente occidental del paraje natural del cabo de Peñas, se encuentra salpicada no solamente por multitud de escabrosos acantilados, sino también por numerosas playas salvajes entre la que destacamos la de Xagó.

Se encuentra situada al suroeste del cabo, la que incluimos en nuestra ruta no solamente por su kilométrica playa de arena fina y sus aguas cristalinas, sino también por su fácil acceso y la tranquilidad que transmite el paraje donde se ubica.

De ineludible visita para quienes ansíen pasar un día apacible de playa en solitario, con los amigos o bien en familia, y difrutar de los maravillosos paisajes que nos brinda el norte del principado.

 

 

Antes de abandonar los paraje del cabo de Peñas y continuar rumbo al oeste, otra parada de ineludible visita es la del faro de San Juan de Nieva, ubicado en el margen oriental de la entrada de la ría de Avilés.

Se trata de uno de los lugares más agrestes de la región, también de especial relieve donde apreciar la furia del mar que arrecia con fuerza sobre el litoral. Desde el aparcamiento y tras visitar el faro, recomendamos tomar el sendero que recorre los acantilados.

En primer lugar, nos encontramos una profunda fisura de más de 200 metros de longitud conocida como La Covallonga, con unas impresionantes paredes verticales que con el paso del tiempo, han sido labradas efecto de la erosión.

El sendero continúa bordeando los acantilados con preciosas vistas hacia sus precipicios, donde podremos permanecer atónitos e hipnotizados, mientras el oleaje cañonea con ira sobre las rocas.

 

 

 

 

Situada en el municipio de Muros de Nalón, se encuentra la playa de Aguilar, una de las más concurridas durante el verano y de más fácil acceso para disfrutar de las cristalinas aguas del Cantábrico.

Además de todo ello, este precioso enclave de arena fina está rodeado por bosques y numerosos acantilados, donde observaremos gigantescas rocas que emergen desde las profundidades como la Peña de Castaballar.

Una leyenda ancestral, sostiene que en el monte Castiellu junto al que se encuentra la playa, existe una cueva habitada por un hada de la mitología asturiana llamada Xana.

Según dicho relato, sus padres la hechizaron por infringir las normas, cuyo encantamiento solamente podría romperse si algún caballero fuese capaz de bajarla en brazos desde la guarida en la que habita hasta la playa, sin detenerse durante el camino y sin dejarla caer. Quien lograse la hazaña conseguiría todas las riquezas que desease. Sin embargo y como es de esperar, a día de hoy nadie ha sido capaz de romper el encantamiento.

 

 

En un profundo cañón protegido por frondosos bosques, habitada por bucólicas casitas de color nos encontramos con uno de los pueblos más hermosos, no solamente del principado, sino posiblemente de todo el país, la pintoresca villa marinera de Cudillero.

La imagen de su plaza central apresada por un anfiteatro de expresivas edificaciones, es una de las postales más reconocidas y sencillas de distinguir. Cada vez más popular entre los turistas, caminando entre los estrechos callejones que ascienden hacia las cumbres del pueblo, con un poco de ingenio los amantes de la fotografía podrán obtener algunas de las estampas más bellas de su viaje por el litoral asturiano.

Con unas horas es suficiente para deleitarse con Cudillero, uno de los enclaves más deseados y buscados por los turistas, donde además podremos descubrir miradores con vistas de ensueño, y por supuesto explorar los bucólicos y pintorescos rincones que ocultan sus entresijos.

 

 

 

 

Alardeando de uno de los mejores atardeceres de la región, Cabo de Vidio es un promontorio ubicado a medio camino entres el comienzo y el fin de nuestro itinerario.

Sus formidables vistas hacia la costa occidental, entrelazan multitud de ensenadas, acantilados, salientes, despeñaderos y formaciones rocosas que brindan estampas únicas y una puesta de sol para nunca olvidar.

Entre tanto, la punta del cabo es advertida a los marineros por uno de los faros más modernos de España, el último construido en Asturias, desde donde si la nubosidad no lo impide podremos divisar Cabo de Peñas y Estaca de Bares, en la no tan lejana costa gallega.

 

 

 

Y después está la Playa del Silencio, una de las más conocidas y populares de Asturias, cuyos acantilados custodian una hermosa ensenada en forma de herradura, custodiada en la embocadura por un conjunto de rocas que emergen desde las profundidades del mar.

Su pie de playa, es el mejor lugar desde donde percibir el fuerte oleaje, los silenciosos murmuros de la naturaleza y maravillarse con las impresionantes paredes verticales de roca que cercan este fantástico lugar.

 

 

 

Aupada sobre la Punta de Cuerno sobre una verde pradera, se encuentra la Ermita de la Regalina, construida en 1931 por ruego del Padre Galo para honrar la patrona de Cadavedo, la Virgen de Riégala, popularmente conocida por los asturianos como La Regalina.

El entorno donde se ubica es espectacular, alzada sobre un promontorio donde observaremos un conjunto de hórreos cercando la iglesia, esas famosas construcciones de madera construidas sobre pilotes, pensadas para mantener los alimentos a salvo de animales salvajes y la humedad.

El lugar, también cuenta con espectaculares vistas hacia el infinito, los acantilados y las playas que lo rodean, entre la que se encuentra la de Cadavedo, concurrida frecuentemente por surfistas quienes planean sobre las olas del mar.

 

 

 

Junto a Punta de Perceberos, la Playa de Estaca es otra de las más hermosas, salvajes y despobladas para visitar en el litoral asturiano. Sin embargo, su complicado acceso también la convierte en una de las más solitarias.

Descender hasta la orilla, nos permitirán explorar las bellas formaciones rocosas que la ornamentan, una concatenación de cuevas y prominentes acantilados, así como recorrer los aproximadamente 400 metros de arena que se extienden sobre su prolongada ensenada.

Para llegar hasta este lugar, hay que conducir hasta la Parroquia de San Cristóbal y estacionar cerca de los apartamentos rurales de Casa Pachón. Después, caminaremos por el sendero que se dirige hacia la costa hasta llegar a una bifurcación que se divide en tres, debiendo continuar por el central hasta el mirador del Pico la Pena. Desde aquí, hay que descender acantilado abajo por una pronunciada vereda hasta la orilla.

 

 

 

Otro formidable punto de observación para disfrutar de los acantilados del norte, es el popular mirador de Santa Ana, con vistas hacia la punta de Perceberos, Playa de Estaca y las infinitas paredes verticales que se describen sobre el horizonte del litoral.

Para llegar hasta él, hay que desviarse desde la N632 hacia Querúas, atravesar la aldea y continuar por el camino hasta el final, donde junto a un sembrado de maizales tendremos que estacionar. Desde aquí, hay que continuar a pie por un sendero para llegar hasta el mirador.

 

 

De ineludible parada, Cabo Busto es otra de las estaciones estrella en nuestro itinerario por la costa occidental asturiana. Recomendamos dedicar el tiempo que se merece, y recorrer las inmediaciones del faro para maravillarse con sus agrestes paisajes, las impresionantes formaciones rocosas que emergen del mar y sus impresionantes playas y acantilados labrados en cuarzo y pizarra.

Una ruta circular señalizada (PR. AS-4) de siete kilómetros de longitud, apta para todos los públicos, permite explorar la planicie que se alza sobre el promontorio. Asimismo, los siete puntos de observación alzados junto al litoral, facilitan unas vistas al infinito difíciles de superar.

 

 

 

 

Atravesada por la conocida ría negra, Luarca se mantiene como una de las villas pesqueras más importantes del principado, sostenida en parte por el turismo como un lugar próspero y cautivador.

Sus modernos restaurantes y cuantiosas tiendas de souvenir, se agolpan junto a la lonja y la cofradía del puerto. Las vistas más impactantes las encontraremos en los miradores ubicados en el extrarradio de la ciudad. Concretamente desde la Atalaya, junto a la ermita Nuestra Señora la Blanca y el cementerio donde reposan los restos del célebre Severo Ochoa, podremos obtener una de las mejores panóramicas hacia los tejados de Luarca.

Recomendamos recorrer el litoral más allá del malecón, hasta la Playa de las Salinas, un paseo que nos permitirá disfrutar de otras espectaculares vistas al puerto marítimo.

 

Apacible y con una antiquísima tradición marinera, Ortiguera es otra de las villas pesqueras del principado capaces de de retrotraer nuestra imaginación. Ecos de su pasado, cerca del pueblo, junto a un moderno faro de rayas, nos encontraremos con una pequeña capilla y el memorial a los marineros fallecidos cuyas vidas fueron apresadas en fondo del mar.

Otro pequeño faro de piedra, más antiguo que el anterior, preside el extremo del cabo. Éste, el cual funcionaba mediante una válvula solar, aún conserva la campana que hacían sonar al paso de las embarcaciones. ¡No olvidéis hacer una breve parada en este lugar!

 

 

 

De fácil acceso, esta paradisíaca playa de grava y arena negra cuenta con una singular particularidad. Y es que además de las cristalinas aguas que bañan la orilla, en ella perecen tres pequeños arroyos que se despeñan por sus escarpados acantilados formando sus correspondientes cascadas.

La primera de ellas, la más cercana al acceso principal de la playa es la de mayor altura, las cual es utilizada como ducha por los bañistas durante el verano. Para encontrar las otras dos restantes, de menor tamaño que la anterior, hay que caminar por la orilla, lo que nos permitirá explorar a fondo y disfrutar de este solitario lugar.

 

 

 

 

Y Viavélez para finalizar. Otra bucólica aldea de tradición marinera cuya parada es de obligada visita para los enamorados de la naturaleza agreste y la soberbia del mar.

Recóndita y atrincherada junto al mar bajo dos escarpadas colinas, aquí, las casas de los marineros conservan su estética tradicional, haciendo alarde de su pasado en cuyo astillero, se dice fabricaban los navíos más veloces del norte de España.

Para sobrevivir a las inclemencias meteorológicas y la fuerza del oleaje, la aldea cuenta con dos robustos diques presidios ambos por sendos faros, cuyos destellos advierten a los marineros de la peligrosidad del lugar. La virulencia del mar, destruyó por enésima vez uno de los rompeolas poco antes de escribir estas líneas.

Y ante de finalizar, si estáis buscando nuevas ideas para viajar por el norte de España echadle un vistazo a esta Ruta por la Costa Brava que plnifican nuestros amigos de Es Parte del Viaje.