Pasaporte Nómada
Situada entre importantes rutas de comerciantes y asentada como una de las ciudades estado más importantes de la antigüedad, Corinto culminó su expansión convirtiéndose en uno de los centros comerciales, político e industrial más importantes de la Grecia Clásica.
Su ágora, epicentro de la especulación y el intercambio de mercancías en el Mediterráneo oriental, pudo asegurar durante centurias un comercio próspero en beneficio propio. Mientras su acrópolis, alzada sobre los cielos que aún dominan los mares limítrofes, permitió guarnecerla de incursiones y posibles colonizaciones.
Todo ello, debido a su más que privilegiada localización, motivó numerosas disputas bélicas entre las grandes potencias de la antigüedad, por lo que su inquietante destino deparó multitud de invasiones, destrucciones y posteriores reconstrucciones, así como un permanente estado de alerta entre sus ciudadanos.
Una de las fechas más trágicas a lo largo de su dilatada historia, fue el año 146 a.C., cuando las tropas romanas al mando del político y militar Lucio Mumio devastaron completamente la ciudad. Sin embargo con posterioridad, Julio César en su empeñó por establecer importantes vías estratégicas y comerciales en la región, hizo recobrar su esplendor convirtiendo Corinto en uno de los asentamientos más prósperas de cuya época, aún se conservan algunos vestigios en pie.
Por todo ello y muchísimo más, como estamos completamente seguros de que se trata de una de las citas estrella en vuestra ruta por el Peloponeso, en nuestro artículo de hoy QUÉ VER EN CORINTO – LAS RUINAS ROMANAS DE LA ANTIGUA GRECIA, vamos a explicar con detalle todo lo que necesitáis saber para disfrutar al máximo de vuestra visita a este mitológico lugar. ¡Vamos allá!
Nuestro viaje a la antigua Corinto comenzará en Acrocorinto, ubicado a unos cinco kilómetros del lugar donde se asentó la ciudad, y donde durante el período clásico se alzó la acrópolis.
Tras visitar las murallas y disfrutar de sus espléndidas vistas hacia las aguas del golfo, nos dirigiremos ahora si al yacimiento arqueológico de Corinto, donde aún se conservan en pie algunas ruinas del asentamiento antiguo, vestigios principalmente pertenecientes a la era romana.
La visita al recinto completo, incluido el museo arqueológico y las ruinas del odeón y teatro, puede oscilar entre tres horas y tres horas y media aproximadamente.
Antes de abandonar Corinto, sino cuando lleguemos a ella procedentes de Atenas, merece la pena parar cerca de las pasarelas de observación situadas sobre el canal de Corinto, la moderna construcción excavada en el istmo de tierra que une la Grecia central con el Peloponeso, que permite a las embarcaciones navegar desde el Egeo hasta el mar Jónico sin necesidad de bordear la península.
Aquéllos amantes de las excursiones guiadas que pretendáis visitar el Corinto desde Atenas, también podéis reservar esta Excursión a Corinto, Micenas y Epidauro en español que recorre estos tres importantes lugares de inexcusable visita por la Grecia clásica.
Acrocorinto es una roca monolítica situada a unos 5 kilómetros de la antigua Corinto, lugar donde durante el período clásico se alzaba la acrópolis de la ciudad. Entre algunos de los templos más importantes que albergaba, sobre su pico más alto se encontraba el santuario de Afrodita, diosa del erotismo, la belleza y la sensualidad, donde según el mito, más de mil hieródulas (siervas de la divinidad) ejercieron la prostitución divina.
Una vez próximos a sus murallas, comprenderemos el motivo por el que con el paso del tiempo, la fortaleza se convirtió en una de las más importantes sobre todo durante la Edad Media. Ubicada en un enclave estratégico excepcional, desde su cima podían controlar cualquier incursión marítima, pues incluso en la actualidad, es posible divisar las aguas de los golfos Sarónico y de Corinto, bastante más alejados del lugar donde se situaban entonces.
Además de sus recias murallas, apenas quedan vestigios de Acrocorinto y su pasado clásico. Y es que debido a su excelente geomorfología y localización, la acrópolis fue tomada por los macedonios para controlar a las ciudades estado y sus propósito bélicos.
Posteriormente, fue destruido por los romanos y reconstruido durante el imperio bizantino, así como sucesivamente saqueado y tomado por los otomanos, los venecianos, de nuevo los otomanos así hasta que de manera definitiva, paso a manos de Grecia.
Aunque sea, merece la pena dedicarle un momento para ver las murallas y disfrutar de sus preciosas vistas hacia el mar y la antigua Corinto.
Aunque actualmente encontremos el yacimiento a varios kilómetros de la costa, años atrás, la ciudad de Corinto se asentó sobre un lecho de tierra de unos seis kilómetros de ancho, que conectaba la Grecia central con el Peloponeso, limitando al norte con el Golfo de Corinto y el Golfo Sarónico al sur.
Debido a su turbulento pasado, el yacimiento no presenta un saludable estado de conservación. De hecho, la mayor parte de los hallazgos que todavía podemos explorar, proceden de los tiempos cuando la ciudad se encontraba bajo los dominios del Imperio Bizantino.
Nada más acceder por la puerta principal, nos encontraremos con uno de los monumentos más antiguos hallados, la fuente de Glauké. De origen griego fechada en el siglo VI a.C., posteriormente fue reconstruida por los romanos.
Su nombre, hace referencia al mito relatado donde Glauké, hija de Creonte y segunda esposa de Jasón, se arrojó a sus aguas para atenuar el atroz dolor causado por la túnica envenenada que Medea, abandonada por Jasón, le había ofrecido como regalo nupcial. Junto a la fuente, se encuentran los difícilmente reconocibles restos del templo romano de Hera Akraia.
En el periodo clásico Corinto no fue ninguna excepción, y del mismo modo en que sucedía en las diferentes ciudades estado, aquí también se adoraba a una infinidad de dioses distintos. Sin embargo, tal y como ocurrió en la antigua Delfos, el principal santuario en Corinto fue el templo de Apolo.
Se encuentra ubicado al norte del ágora y fue construido entre los años 550 y 525 a.C. Se trata de uno de los más antiguos de Grecia, aunque fruto de la conquista romana, fue destruido y reconstruido por ellos mismos con posterioridad.
De él sobreviven siete de sus imponentes columnas erigidas en orden dórico, las cuales se apoyaban sobre un estilóbato diseñado con una ligera elevación en su parte exterior, logrando de esta manera un efecto óptico que generaba una sensación de mayor grandeza.
Al norte del templo, un conjunto de ruinas dispersas de muy difícil interpretación pertenecían a los comercios del mercado norte, así como a una estoa que servía para proteger a los viandantes de las inclemencias meteorológicas.
Al este del templo, nos encontraremos con una carretera adoquinada con bloques de mármol que durante la era romana, supuso el acceso triunfal por donde las tropas militares accedían a Corinto.
Conocida como avenida de Lechaion, con dos kilómetros de longitud fue considerada la más importante de todas. Llegó a conectar el norte del ágora, posteriormente foro romano, con las aguas del golfo de Corinto al norte del asentamiento.
El acceso a la carretera desde el foro, se llevaba a cabo por dos propíleos construidos en el siglo I. En su margen izquierdo, encontraremos las ruinas de la Basílica Romana, lugar que algún día sirvió para albergar los tribunales de justicia. La cara sur de la edificación, es conocida como la Fachada de los Prisioneros, nombre adquirido por los cuatro atlantes que sostenían el peso del techo, donde se representaba a los bárbaros esclavizados por los romanos.
En el margen derecho de la carretera de Lechaion, nos encontraremos de sur a norte en primer lugar con la Fuente de Pirene, uno de los yacimientos mejor conservados y más hermosos de la ciudad.
Sus orígenes datan el siglo VI a.C., aunque posteriormente, fue reconstruida durante la era romana por Herodes Ático, quien financió numerosos proyectos públicos en diferentes ciudades de la antigua Grecia.
Al sur de la misma, veremos los seis arcos por donde se recogía el agua, cuyos conductos subterráneos pasaban por debajo de las tiendas del ágora procedente de un manantial situado en él. Ello, permitía que los comerciantes pudiesen mantener frescos los productos perecederos, así como el vino que era conservado en pozos.
A continuación, las ruinas situadas al norte de la fuente pertenecen a un espacio abierto rodeado por un porticado, donde se estableció uno de los mercados más importantes de Corintio, el cual era conocido como Períbolo de Apolo.
Seguidamente, nos encontraremos con los restos de las termas romanas de Euricles, fechadas en el siglo II d.C, cuya fachada norte se encontraba orientada hacia los restos de un templo del siglo IV a.C.
A continuación exploraremos las ruinas pertenecientes al ágora, posteriormente reconvertido en foro romano, ubicadas en un espacio abierto y rectangular al sur del templo de Apolo.
La mayor parte de los restos que encontraremos en este lugar, permanecen esparcidos por la explanada donde en tiempos pasados, se asentó uno de los mercados más importantes y transitados del Mediterráneo oriental. Sus ruinas sin duda, revelan el prestigio y la relevancia que Corinto adquirió en el mundo antiguo, en auge gracias al tráfico de mercancías entre las diferentes potencias de Europa.
Concretamente al noroeste del ágora, nos encontraremos con un conjunto de tiendas precisamente situadas bajo el templo de Apolo, muy fácilmente reconocibles por el arco de piedra abovedado que aún permanece en pie. Próximo a él, se encontraba situado el manantial sagrado, cuya galería conectaba con el templo y donde según algunos indicios, tenían lugar algunas adivinaciones a modo de oráculo.
En el lateral sur del ágora podremos ver una gran tribuna donde Pablo de Tarso, acusado por los Judíos de Corinto, intervino para defender la religión cristiana frente a Lucio Julio Gallio, entonces cónsul romano de la provincia de Acaya.
Actualmente en este lugar, además de una placa de piedra conmemorativa, se conservan los cimientos de una iglesia formada por tres naves que fue erigida posteriormente durante la Edad Media.
En el flanco oeste del ágora, tras los restos maltrechos de unos pequeños templetes romanos, encontraremos otro conjunto de tiendas aunque en esta ocasión, bastante mejor conservadas que las anteriores.
Tras ellas, en el flanco suroeste del lugar donde se sitúa el museo, se extienden los restos del templo de Octavia perteneciente también de la era romana, del que se conservan la base y tres capiteles sosteniendo parte del entablamento.
Por último, tras abandonar el yacimiento arqueológico por la puerta principal, al otro lado de la carretera nos encontraremos con los restos de un pequeño odeón construido por Herodes Ático en el siglo II d.C., del que apenas se mantiene parte de la tribuna.
Inmediatamente contiguo a él, se encuentran los escasos restos de un antiguo teatro del siglo V a.C. que fue reconstruido posteriormente durante la era romana, del que solamente sobrevive algunos cimientos del escenario. A pesar de su pésimo estado de conservación, también podremos interpretar y reconocer el lugar donde se encontraba la cávea, apoyada sobre la ladera de la colina.
Junto al acceso principal en la sede administrativa del yacimiento, se encuentra el Museo Arqueológico de Corinto. En él, hay diversas exposiciones donde se exhiben algunos de los hallazgos encontrados por los arqueólogos durante las excavaciones.
En él encontraremos numerosas estatuas, objetos griegos, restos cerámicos e ídolos de diferentes períodos, restos de la era romana, relieves e incluso algunos mosaicos. Sin duda es otro de los museos de inexcusable visita para los enamorados de la Grecia Clásica y la arqueología.
Antes de abandonar Corinto, sino cuando nos dirijamos hacia la ciudad desde Atenas, merece la pena parar junto a las pasarelas de observación y disfrutar de las vistas hacia el canal de Corinto, uno de los más famosos y transitados del Mundo.
A pesar de que la idea de conectar las aguas del golfo de Corinto y el golfo Sarónico se remontan al siglo VII a.C., tras varios proyectos fallidos llevados a cabo por Julio César, el emperador Nerón, Herodes Ático e incluso los venecianos, no fue hasta el año 1881 cuando se comenzaron los trabajos del moderno canal.
La construcción fue finalizada 12 años después, cuyos 6,3 kilómetros de longitud permiten la navegación entre el mar Jónico y el mar Egeo, sin necesidad de tener que bordear la península del Peloponeso.
El yacimiento arqueológico de Corinto y el museo, pueden visitarse durante todo el año excepto los días 1 de enero, 25 de marzo, 1 de mayo, Domingo de Pascua y los días 25 y 26 de diciembre. El horario de visita es de 8:00 a 20:00 horas (última admisión a las 19:45 horas).
Sin embargo, durante el invierno y en determinados días del año, el recinto permanece abierto solamente en horario reducido:
El precio de la entrada es de 8 euros (precios 2020) y 4 euros la reducida (de noviembre a marzo), con la que se puede acceder al yacimiento arqueológico y el museo. La entrada debe comprarse en las taquillas ubicadas junto a la puerta de ingreso al recinto.
Los días de acceso gratuito al yacimiento son los siguientes. Para más información puedes consultar su página web oficial.
La entrada a Acrocorinto es gratuita y puede visitarse todos los días del año en horario de 8:30 a 16:00 horas. Antes de visitarlo recomendamos consultar su página web oficial ya que el horario de acceso puede sufrir modificaciones.
La mejor manera para llegar a Grecia desde el extranjero es el avión. El aeropuerto de Atenas (Atenas Eleftherios Venizelo) es el más importante y transitado en todo el país.
En él operan las principales aerolíneas del continente, entre ellas Iberia, Ryanair o las helenas Aegean Airlines y Olympic Air. Podrás encontrar vuelos directos a bajo coste desde algunas de las principales ciudades de Europa, entre ellas Barcelona o Madrid.
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Corinto está situado 83 kilómetros al oeste de Atenas, se trata de la primera ciudad que nos encontraremos una vez en la península del Peloponeso. Llegar desde Atenas es muy sencillo, ya que para ello solamente habrá que tomar la autopista A8 en dirección a Corinto hasta la salida del recinto arqueológico de Corinto, el cual está situado a unos diez kilómetros de la ciudad actual. El trayecto es de aproximadamente 1 hora y 10 minutos.
Una vez en el recinto arqueológico de Corinto, hay una área de estacionamiento gratuito ubicado junto al acceso del yacimiento cerca del museo arqueológico.
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Los autobuses que comunican Atenas con Corinto parten desde la Terminal A (Kifissou 100) desde las 5:30 hasta las 22:30 horas con una frecuencia aproximada de 30 minutos. El tiempo de trayecto es de unos 90 minutos.
Desde Corinto es posible tomar un autobús hasta las excavaciones que parte desde la estación Ermou Liatsu cada hora y 10 minutos, desde las 6:10 hasta las 21:10 horas.
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La moderna ciudad de Corinto, con una población aproximada de 30.000 habitantes y ubicada en una encrucijada de caminos a 83 kilómetros de la capital, es considerada la puerta de acceso al Peloponeso. Por ello, se trata de una ciudad donde encontraremos toda clase de servicios, tiendas y restaurantes, donde por su puesto también abundan alojamientos de todo tipo, incluidos los clásicos B&B y albergues para mochileros.
Nosotros nos hospedamos en el Hotel La Terra Nostra, ideal para aquellos quienes hagan uso de vehículo de alquiler, pues se encuentra situado a las afueras de la ciudad. Dispone de piscina para uso de los clientes, y sobre todo de un estupendo casero y cocinero dispuesto en todo momento, a que sus clientes se marchen con una excelente impresión.
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3 Comments
Está muy bien, información muy completa
Muchas gracias por tu comentario Fernando. Un saludo
Hola, muchas gracias por el post. Sabrías decirme si existen autocares que vayan desde Corinto hasta Acrocorinto? Muchísimas gracias.